La carpa de la Rambla de Almería sigue siendo el centro neurálgico de la diversión de los más pequeños. A los futbolines y billares que ya había instalados, se ha unido ahora un circuito de Superslot.

Las caras de los jóvenes almerienses denotaban esa sensación de velocidad tan característica de su ídolo, Fernando Alonso. Los piques entre los niños consistían en saber quién se tomaba mejor las curvas, quién apuraba más la frenada, como hace el piloto asturiano.

Como en algunas curvas los coches se salían o se quedaban encasquillados, allí estaban situados otros niños que ejercían circunstancialmente de mecánicos, a la espera de que llegase su turno para empuñar los mandos de su mini-bólido.

Los padres, asombrados de la buena conducción de sus hijos, daban consejos sobre el momento de acelerar o de frenar. Más de uno hubiera superado el límite máximo de velocidad permitida en autopistas o autovías.

Pero además del Superslot, seguían puestas las mesas de billar y los futbolines. Como cada mañana a lo largo de estos días de Feria, eran muchas las familias que se jugaban unas pachangas para demostrar quiénes son los mejores jugadores en sus casas.

Llama mucho la atención ver a niños de muy joven edad, de no más de tres o cuatro años, jugando al futbolín. Sin apenas llegar a los mandos, obligan a sus padres o abuelos a que los cojan en peso y puedan jugar una partida. Cualquier estratagema es buena para pasar un buen rato y vencer a tu eterno rival.

De momento, la carpa está siendo uno de los sitios más transitados por las familias almerienses. Está siendo todo un éxito el circuito de futbolines, billares, Superslot y mini-golf que hay instalado tanto en la parte media como en la baja de la Rambla. Y en los días que faltan, seguro que seguirá llena.