TENGO gratos recuerdos de la Feria de Almería, aquella que se instalaba en el Parque Nicolás Salmerón. Aparte del bullicio, de la fiesta taurina, una de las más curiosas de España por su merienda, reconozco que hay lugares emblemáticos en la ciudad que me encanta por sus platos y su rica gastronomía. Hace muchos años que me envuelven los platos de la Bodega Aranda, qué raticos más buenos hemos echado allí, con una cocina única. También me gusta cuando puedo en Feria, visitar a mi amigo Paco Freniche y a su esposa. Los mejores arroces de mi vida me los he comido en el Restaurante Bellavista. Y la bodega de Paco para que les voy a contar. Disfruto cuando voy a comer porque es una delicia para los sentidos. No hay que olvidar el tapeo rico del Quinto Toro, un lugar esencial en la Feria y por supuesto también tengo que recordar a Casa Puga, lugar donde se come una ensaladilla rusa deliciosa. Es más, según mi buen amigo Lorenzo Díaz, es la mejor ensaladilla rusa de España. Y no puedo dejar de mencionar el Restaurante de El Perdigal en El Alquián. Qué pescado ofrece, esas migas que me enloquecen en su punto de sal. Volver a Almería es siempre volver a mi casa, y por supuesto recordar unos sabores que han marcado mi existencia. Almería es conocida por el cine, por sus playas, por sus gentes y sobre todo porque se come de escándalo.