Los niños

Ilusión y alegría por poder subirse a las atracciones

Llegó el día, una fecha marcada en rojo por todos los almerienses en sus particulares calendarios. Padres e hijos estaban expectantes antes las vallas rojas que protegían las atracciones.

Ni el fuerte viento que sacudía al Recinto Ferial en torno a las ocho de la tarde impedía que los más pequeños perdiesen la ilusión. En frente tenían decenas de 'cacharros' que, con las luces ya encendidas, eran objeto de todas las miradas. Aunque aún faltaban dos horas para el encendido de la puerta principal ya se agolpaban cerca de treinta familias en torno a ella.

Cuando ya pudieron entrar los padres ya no lograron controlar a sus hijos. Las luces, los puestos de peluches y demás juegos dedicados para ellos fueron los principales atractivos. Para algunos era su primera feria, lo cual se notaba en el brillo de sus ojos. Había ganas de diversión y eso se notaba en el propio ambiente.Las mejores estampas las firmaban algunos grupos que completaban generaciones de familias enteras. Abuelos, padres e hijos disfrutaban del complejo ferial. Un toque de alegría y diversión en tiempos que no están siendo propios de ello. Momentos en los que los problemas quedan en segundo plano.

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