L a expedición de los Coloraos, llamados así por el tono rojizo de sus casacas, finalizó tal día como ayer de hace 192 años. La madrugada del 24 de agosto sacaron de la prisión a los 22 expedicionarios capturados y los pusieron de rodillas, en la Rambla de Belén. Allí, tras sus espaldas solo había unos fusiles y el fin de la ansiada libertad.

Ayer, dentro del marco de fiesta y alegría que rodea a las celebraciones en honor al Virgen del Mar se conmemoró a los pies del Monumento a los Mártires de la Libertad, el conocido como "Pingurucho" de Plaza Vieja, el viaje de este grupo de soñadores de la libertad. El monumento, que aportó escasa sombra a los políticos y personalidades de diferente signo político que allí se encontraban, fue el protagonista simbólico de este acto.

Antes, José Montero Padilla, catedrático de Lengua y Literatura Española de la Universidad Complutense de Madrid y sobrino del que el alcalde calificó como "uno de los músicos más relevantes que ha dado esta tierra"; el gran Maestro Padilla, hizo un repaso por los hechos a través de la literatura. Un género que conoció bien pequeño cuando aún se encontraba bajo el amparo de su madre Eugenia y bebía, embelesado entre las páginas de una novela, la leche con galletas que le preparaba su abuela Teodora. Bajo la influencia de su progenitor, el periodista y narrador de algunos de los episodios nacionales más relevantes: José Montero Alonso, el catedrático fue, poco a poco, conociendo el oficio de juntaletras y enamorándose de la historia y la literatura.

Y así, entre palabras, el conferenciante de este acto cargado de simbolismo fue llevando a los allí presentes por las obras de los principales novelistas y escritores coetáneos de los Mártires de la Libertad. Haciendo alusión a su carrera profesional, José Montero Padilla llevó a los representantes de las distintas fuerzas políticas que trabajan en el Ayuntamiento almeriense hasta la obra de Cervantes. "La libertad tiene muchas e importantes implicaciones en la obra del autor", dijo el orador que volvió a reiterar, emocionado, su agradecimiento con el edil del consistorio y amigo personal, Ramón Fernández Pacheco que afirmó que a pesar de ser un evento que lleva "relativamente poco tiempo" dentro de la programación de Feria es un acto "con el que se conmemora con orgullo un hecho y se recuerda como símbolo de la superación de esas viejas heridas y de nuestra firme voluntad de evitar repetir los errores del pasado". El alcalde, también confesó que bajo que el sol que había recibido en el acto reflexionó sobre el futuro del homenaje el próximo año tras las obras de Plaza Vieja y el cambio del lugar del conocido "Pingurucho" que aún desconoce su nueva ubicación. Tras el discurso del catedrático se procedió a la solemne ofrenda floral en la que participó todo el equipo de gobierno popular y varios altos cargos de los partidos de la provincia como el presidente de la Diputación, Gabriel Amat, Juan Carlos Pérez Navas o las consejeras de la Junta, Rosa Aguilar y Mari Carmen Ortiz, además de la delegada Gracia Fernández o el ex alcalde y actual Senador, Luis Rogelio Rodríguez Comendador.

Entre el público cargado de rosas rojas se encontraba también la Banda Municipal de Música que puso banda sonora interpretando, entre otras, La Marsellesa.