Feria

Mitigar el calor a golpe de muñeca

  • Los 30.000 abanicos repartidos en esta edición de Feria aplacan los rigores del mediodía bailando a ritmo de sevillanas o reggeaton · El diseño de este año sigue la línea colorista del modelo de 2011

Su presencia es sinónimo de Feria. Cuando el calor aprieta, todos echan mano de él para mitigar el calor. Es el abanico, un elemento imprescindible en las horas centrales del día que llena de colorido terrazas, bares y casetas. Como cada año, con la llegada de las festividades en Honor a la Virgen del Mar el Ayuntamiento capitalino ha repartido miles de unidades que se pasean por doquier aportando un poco de respiro en la Feria del Mediodía. Y es que la fila de ciudadanos que acudieron al quiosco de la Rambla el pasado jueves 16 a hacerse con uno de ellos fue multitudinaria, aunque en esta ocasión la cifra de abanicos descendió desde los 35.000 a los 30.000 como medida de ahorro ante la crisis.

Quien más y quien menos tiene una pequeña colección de este complemento: el de 2007 con sus lunares, el de 2008 de rojo intenso y con motivos florales, o el de 2009 más sobrio con sus colores blanco, negro y rojo sin estampado.

El abanico-insignia de esta Feria 2012 sigue la línea colorista del modelo del año pasado, de corte naïf con una hilera de pájaros sobre un intenso cielo azul plagado de nubes. El azul pasa a ser un fondo amarillo eléctrico con el escudo de la ciudad estampado en diferentes tonos que da un toque de alegría al vaivén de sevillanas o de reggaeton.

Quien no ha tenido la oportunidad de hacerse con uno de los abanicos oficiales de Feria echa mano del cajón de sastre que siempre hay en cualquier hogar y coge los de años pasados o los que regalan marcas de todo tipo. También hay quien crea su propia colección comprando abanicos a su gusto, aunque la moda del abanico ha dejado de tener la presencia que tuvo un tiempo.

Su historia se remonta siglos atrás, de hecho es tan milenaria que no se conoce el verdadero origen de su existencia. Probablemente el hombre inventara algo similar al abanico cuando tenía que avivar el fuego, pero su uso como tal comenzó en el antiguo Egipto. Se hacía con plumas y servía tanto para paliar las altas temperaturas como para espantar los insectos. Con los años fue extendiéndose a otras culturas y, por fin, en el siglo XV comenzó a popularizarse gracias a su llegada al mercado europeo, donde se adaptó el modelo y comenzó a fabricarse el de tipo plegable. Tal ha sido la influencia de este elemento ornamental que ha llegado a hablarse del lenguaje del abanico, un seductor arte que ejercían las mujeres a golpe de muñeca.

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