Feria Taurina Almeria 2022

La mansedumbre desluce la tarde

Tomás Rufo, en la cara del toro.

Tomás Rufo, en la cara del toro. / Javier Alonso

Dos no se pelean si uno no quiere, y desde luego ayer ninguno de los seis ejemplares enviados por la ganadería de Daniel Ruiz quisieron lucha ante unos voluntariosos diestros que estuvieron muy por encima de los animales. Tanto El Juli como Tomás Rufo cortaron un apéndice en sus primeros, las únicas orejas de una tarde deslucida en la que Morante no tocó pelo.

El maestro sevillano abrió plaza con el favor del público desde el inicio. Recibió al primero de su par con verónicas muy jaleadas en el tercio y chicuelinas. Tras unas buenas banderillas, brindó al público evidenciando ganas de lucirse.

Morante, con la muleta Morante, con la muleta

Morante, con la muleta / Javier Alonso

Pronto se fue a los medios con la izquierda, pero el toro le dio un empujón y desconfió, pasando la acción a las líneas de picadores. Volvió a la cara del toro con lances pausados, cercanos, casi a cámara lenta con ambas manos. Mató con una estocada casi entera que generó una fuerte petición de oreja, más con gritos que con los pañuelos, pero el presidente no la concedió. El sevillano hubo de conformarse con ovación y saludos desde el tercio.

La plaza presentó tres cuartos de entrada, con la sombra prácticamente llena

El Juli ejecutó de inicio lances de recibo muy pausados y fue él mismo quien llevó al toro al caballo, sin que ningún subalterno lo ‘tocara’ hasta el tercio de banderillas, protagonizado por el almeriense Curro Vivas, quien tuvo que desmonterarse ante la ovación del público, como ya sucediera el viernes en la novillada que abría el abono. Antes, El Juli cambió el terció de varas tras un leve picotazo, y el astado sufrió una vuelta de campana que le restó más fuerza si cabe. La faena la realizó en los medios, muy a su estilo, variada, bajando mucho la mano, con pases muy largos y pausados, dejándose ver. Una faena que fue de menos a más, porfiando mucho con el toro y enlazando muy bien los pases. Las dos orejas parecían cantadas, pero un pinchazo hondo, previo a un estoconazo, dejaron el desenlace en un apéndice.

El presidente concede la oreja a El Juli. El presidente concede la oreja a El Juli.

El presidente concede la oreja a El Juli. / Javier Alonso

Tomás Rufo mostró muchas ganas de triunfar y recibió a su primero con verónicas en los medios y revoleras, llevando al toro al caballo al paso. El astado era muy manso, como sus hermanos, le costó mucho entrar al peto y en cuanto notó el hierro salió suelto. Tras un tercio de banderillas malo, Rufo brindó al público y su inicio fue accidentado, ya que tras la primera serie fue desarmado. El diestro se centró con buenos naturales en los medios, pases muy largos, porfiando en la cara del endeble toro. Fue una faena quizá demasiado larga, muy trabajada, que le valió una oreja tras una estocada tendida, precedida de adornos y un pitonazo doloroso, aunque sin consecuencias afortunadamente.

Sin enmienda tras la merienda

Tras el descanso y merienda (quizá lo mejor de la tarde), la corrida siguió por los mismos derroteros en lo referente al ganado: manso y carente de fuerza. Apenas rozar la muleta los toros calamocheaban y con frecuencia escarbaban y gazapeaban. Un encierro muy deslucido en el que los toreros hicieron lo posible por triunfar pero los toros no colaboraban.

El banderillero almeriense Curro Vivas se desmonteró ante la ovación del tendido. El banderillero almeriense Curro Vivas se desmonteró ante la ovación del tendido.

El banderillero almeriense Curro Vivas se desmonteró ante la ovación del tendido. / Javier Alonso

Morante, decepcionado por no haber cortado oreja en el primero, que perfectamente se le pudo conceder, se fue a los medios en el inicio de su faena y nuevamente fue desarmado, lo que deslució la misma. Instrumentó buenos naturales que arrancaron los olés del público ante un animal violento y peligroso. Mató con una estocada algo tendida, que no le reportó tampoco oreja alguna pese a la petición, de nuevo, del público.

El Juli mostró su estilo con el capote en el quinto, con verónicas de aire tremendista y fajándose mucho con el toro. Se lo llevó a los medios y, tras brindar al público, ejecutó pases sin rectificar los pies, derechazos lentos, ceñidos, ante un toro de nuevo sin clase ni ganas de pelea. El diestro porfió y le sacó embestidas con cuentagotas, cruzándose de pitón, insistiendo e incluso animando al público al apoyar su codo en la testuz del animal (el teléfono). La colaboración tampoco existió en la suerte final y El Juli tuvo que hacerlo todo ante un toro hierático. Pinchó cuatro veces y se quedó sin puerta grande, que sin duda se le habría abierto de haberlo matado bien, ya que la faena había sido muy meritoria ante el ejemplar sin casta ni fuerza.

No cambió el panorama con el astado que cerraba plaza, un toro malo como sus hermanos que no se lo puso nada fácil a Tomás Rufo. Lo más destacado de la primera parte de la lidia fueron los tercios de varas y de banderillas, que resultaron brillantes. El diestro brindó a la empresa y ejecutó un toreo muy encimista en los medios con la derecha, ante un toro que cabeceaba con violencia apenas que tocaba el engaño. Sin ganas de pelea, Rufo intentó hacerlo todo, como sus compañeros de cartel, incluido un desplante y manoletinas finales antes de entrar a matar, lo que hizo con pinchazo y estocada que le reportaron el premio de una ovación.

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