Su versatilidad y afición por el flamenco unidas a sus grandes cualidades, le han alzado al máximo escalafón del cante flamenco. Miguel Poveda (Badalona, 1973) cautivó al público del colegio de La Salle en su actuación en el 43ª Festival Flamenco de Almería.

-¿Cómo te sentiste actuando en Almería?

-Pues la sensación fue inexplicable porque desde el escenario ves a las más de 1.200 personas que había allí y sobre todo cuando ves a esa montaña de gente está respetándote y dándote calor. Recibí mucho calor y no sólo del que hacía en el ambiente, por eso estoy muy contento porque aunque uno siempre se sabe que lo puede hacer mejor, pero me llevo un recuerdo muy bueno y mucha energía de la gente.

-Además, puso a todo el público de pie.

-Eso es una gran recompensa para toda tu entrega. Uno cuando está en el escenario cantando, está en su mundo y cuando abres los ojos y ves así a la gente es maravilloso.

-¿Cómo ves la situación del flamenco en la provincia de Almería?

-Sinceramente, no estoy muy al tanto, pero sé que está la joven Toñi Fernández, que ha ganado el Concurso de la Federación de Peñas, que canta muy bonito. Además, el Niño Josele es una de las guitarras más representativas del flamenco y Tomatito ya son palabras mayores con lo cual Almería está muy bien representada con las grandes figuras y con figuras menos reconocidos, pero que se abren camino y al igual que el veterano Sorroche que es un cantaor con solera.

-Tu versatilidad y tu gran afición por el flamenco, ¿te ayudan para ampliar el abanico de público?

-Siendo honesto con lo que haces y comprometido con la música, me imagino que si cumples eso tienes más facilidad para llegar a la gente cuando además vas de verdad. Pero no sé si reúno todo eso, pero intento hacerlo mejor posible. No he tenido reparo de asumir retos como cantar en catalán y colaborar con otras disciplinas acerca a gente que a lo mejor no hubieran ido a verte en un recital flamenco y a través de ahí se introducen.

-¿Cree que todavía existen tópicos en el mundo del flamenco?

-Claro, todavía quedan. El compromiso y la labor de acabar con eso la tenemos que hacer los propios artistas y flamencólogos. Hay que educar desde dentro a los de fuera para mostrar esta música como grande y universal que es con sus raíces populares.