La Feria no sería lo mismo sin los niños. Ellos son los verdaderos protagonistas de cada noche. Subidos en el trenecito, comiendo churros, tirando dardos en las casetas de juego y poniéndose las botas con los pinchos de las casetas, mire por donde mire siempre verá a algún pequeño haciéndose un hueco entre los mayores.

Los benjamines de la familia tienen de un año para otro la fecha marcada del siguiente inicio de fiesta en sus coloridas agendas escolares. Es una oportunidad única para pasar buen rato con papá y mamá. Los padres son los héroes en la sombra, son los que hacen posibles estas veladas de ensueño que son la base de la infancia de todo niño almeriense. En esta edición, han sido muchos los hombres que han acompañado a sus retoños a las atracciones infantiles. Acostumbrados a que sean las madres las compañeras de juegos de los infantes, una nueva paternidad se consolida desde hace unos años entre los puestos de los feriantes. Los padres quieren estar más presentes que nunca en los recuerdos de sus hijos, un derecho y deber que está rompiendo, afortunadamente, con los esquemas sexistas de la sociedad española.