'Un café con' | Festival de Sevilla

Directores y actores que se convierten en coguionistas

  • En 'Outside Noise' y 'La guerra de Miguel' se escribieron las historias en equipo 

Un momento de ‘Un café con’, un escaparate para conocer a los directores invitados al Festival.

Un momento de ‘Un café con’, un escaparate para conocer a los directores invitados al Festival. / Lolo Vasco

El cine es sin duda un arte colectivo, por cuanto son muchos los profesionales que intervienen para plasmar una historia en una película, desde el guionista que idea esa historia al director y el equipo técnico que la traduce a imágenes y los actores que le dan vida en la pantalla. Pero el culmen de creación colectiva se produce cuando el primer y el último eslabón de esa cadena, es decir, el guionista y los actores, escriben conjuntamente la historia.

El ciclo Un café con, patrocinado por Diario de Sevilla, reunió ayer en su última jornada a dos directores cuyos trabajos presentados en el Festival comparten esta característica. Ted Fendt comenzó Outside Noise a la manera tradicional, escribiendo él su guión, protagonizado por tres amigas que viajan entre Berlín y Viena para visitarse unas a otras y el proceso de búsqueda de su identidad que puede verse a través de sus diálogos y experiencias en estos encuentros. Pero al traducirlo del inglés al alemán comprobó que las actrices "no se sentían cómodas" con las expresiones y frases previstas y "eran muy críticas", por lo que acabaron reescribiendo entre todos los diálogos a partir de conversaciones naturales entre ellas. Por ello, Fendt decidió que aparecieran incluso en los títulos de crédito como coguionistas de esta cinta independiente, estrenada en España en la sección Las Nuevas Olas.

En el caso de Eliane Raheb, la participación de Miguel Jelelaty en La guerra de Miguel –ganadora del Premio Teddy en la Berlinale– estaba cantada porque se trata de su historia, la de un joven libanés que huyó de su país natal a España hace 40 años para poder vivir libremente su homosexualidad. Directora y protagonista relataron ayer con humor cómo se conocieron. Jelelaty, intérprete de profesión, era el encargado de traducir a Raheb durante un festival de cine en Barcelona en el que la directora presentaba una película sobre la Guerra Civil del Líbano. Durante la proyección de la misma veía que su intérprete estaba "muy emocionado y tenso". Al preguntarle comprendió por qué. Él había vivido esa Guerra Civil y había dejado su país ante la presión que sentía por ser homosexual en ese momento histórico del Líbano. "Una documentalista busca historias excepcionales y esa era una metáfora sobre cómo la familia, la religión y el fascismo te hacen daño en la identidad y acabas siendo una persona que se odia a sí misma. Le hacían sentir que era inferior, estaba oprimido, traumatizado", relató la cineasta.

Así, la primera versión del guión fue la grabación del propio Miguel contando su historia "como una novela, en capítulos, y luego empecé a pensar cómo rodarlo, en escenas para dar vida al texto". La cinta combina planos de testimonios del protagonista con imágenes de animación para "dar la sensación de que estamos dentro de su cabeza" y de representaciones teatrales para dar vida a lo que cuenta, así como imágenes de archivo para explicar el contexto histórico en el que todo transcurre. De hecho, en las escenas en las que aparece el Miguel de hoy, la directora juega a que no se sepa realmente dónde está, porque "estando en Barcelona cuenta cosas que le pasaron hace 40 años en Líbano, físicamente está en España pero su corazón y emociones están en el Líbano" y esa confusión es buscada. Raheb asumió directamente el trabajo de montaje a modo de patchwork con los distintos tipos de imágenes manejadas porque "pensé que iba a ser difícil explicarle a un montador lo que quería hacer".

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