Entrevista

"Miro a la profesión de cara y, si me va a arrollar, me pongo de perfil"

  • Juan Diego · Actor

Es andaluz, de Bormujos (Sevilla) y a mucha honra. Juan Diego es un artista consagrado que tiene los pies en la tierra, que toma posiciones en el platillo de la balanza de los más vulnerables. La humildad es su fuerte y el buen humor, su caballo de batalla.

-Llega al Iberoamericano con 'Esperpentos' recién salida del horno y de cabeza a la Sección Oficial. ¿Por qué esta cinta sería merecedora del Colón de Oro?

-A ver, que me perdonen los compañeros porque aún no he podido ver nada del concurso. Pero creo que 'Esperpentos' entronca perfectamente con el aspecto no mercantilista que tiene Huelva. Es una apuesta cultural de primera.

-Sin duda, es una buena forma de acercar el genio de Valle Inclán a la gente.

-La intención de la película también es didáctica, casi pedagógica. Hay un paralelismo entre las tres piezas de 'Martes de Carnaval' que constituyen la película y el Valle Inclán ciudadano, que escribe y critica, que va a la cárcel, que no es representado por la censura mientras vive, que vive en la miseria y que finalmente no existe desde que nace y muere hasta que llega la democracia. Así que lo que Valle Inclán escribe, su estructura narrativa, es lo que nos permite situar al personaje y a su obra para mostrar al público, a través del cine, qué es el esperpento. Es un documento cultural y cinematográfico muy potente.

-Además, constituye el último guión de Rafael Azcona, ¿qué le hacía tan especial?

-Que era capaz de hacer cosas como ésta, una maravillosa adaptación cinematográfica con García Sánchez. Aporta a sus adaptaciones ese tempo, ese ritmo cinematográfico. Rafael es un clásico. Y digo 'es' porque, aunque ya no esté, está aquí presente, con nosotros y con su obra.

-¿Qué opina de que le hayan dado el ciudad de Huelva a Galiardo?

-Es maravilloso. Juan Luis es un gran actor y en esta película está inmenso. Ya era hora. Me parece que le ha venido muy bien también que se lo den cuando presentamos aquí 'Esperpentos', porque de alguna manera le hace estar más presente en el Festival.

-¿Por qué han decidido estrenar la cinta aquí en Huelva?

-Había que correr demasiado para presentarla en Valladolid. La terminamos despacio y la presentamos en Huelva. A Eduardo Trías también le pareció buena idea. Éste es un buen marco para hacerlo.

-Ha trabajado con los mejores directores de habla hispana: Bigas Luna, Garci, Saura, Ripstein... ¿Hay alguno que se le haya quedado en el tintero y con el que le gustaría trabajar?

-La verdad es que no persigo a fantasmas. La vida es una cosa muy rara y si no sé cómo viene la vida, no me voy a preocupar yo de cómo viene la profesión. La veo venir de cara y cuando viene muy mal y, si veo que me va a arrollar, me pongo de perfil para que pase el aire. No tengo un director favorito. Y, curiosamente, cada vez que me llega una cosa buena, como 'Esperpentos', me parece un milagro.

-Entiendo con esto que ha pasado momentos estériles, de pensar que se quedaba en el dique seco de la profesión.

-Muchos. Y ahora mismo, a partir de ahora, ya veremos.

-Pero las cosas no le van nada mal y en este momento continúa siendo el Don Lorenzo de 'Los hombres de Paco'.

-Sí, sí. La verdad es que no me puedo quejar. Llevo cuatro años en los que me he hecho once películas, 70 episodios de la serie y un monólogo de teatro. En la vida, lo normal es que te pasen estas cosas.

-¿Qué medio prefiere para interpretar?

-El cine, porque las historias son únicas e irrepetibles. En las series de televisión, si no haces hoy tu papel, lo haces mañana. El teatro es el aquí y el ahora. Cada uno tiene su encanto.

-¿Le molesta que el éxito masivo le haya llegado con esta serie?

-No, la tele es más popular, pero nada más. Es comprensible.

-Ya, pero a través de la tele se mete uno de lleno en los hogares de millones de personas.

-Sí señor. Yo llevo bastante tiempo en el salón de la gente y soy como de la familia. Estoy en la tele desde los primero episodios dramáticos que se emitieron. Pero el impacto que tiene ahora, cuando hay 38 millones de televisores en España mientras que antes había uno, es brutal. Sin embargo, me da igual. Nunca me planteo si me parece bien o mal cuanto me ocurre. Lo que no quiero es que me confundan con un producto de usar y tirar.

-Pero esto se estila mucho en un medio de comunicación como la televisión, donde el share es el que manda.

-Sin lugar a dudas. Se emite tanta información que es una torre de Babel y uno no entiende qué cojones pasa por ahí.

-Cómo se ha tomado que Adriana Ozores (Lola en la ficción) se vaya se la serie.

-Con gran consternación. Es un puntal de la serie y una gran actriz, además de una compañera excelente. La verdad es que tenemos ahí un reparto estupendo de muchas personitas y, bueno, son decisiones que se toman y estamos un pelín apenadillos.

-Parece que sois una piña.

-Qué te voy a decir, es maravilloso. Paco Tous es un tío genial, no se le puede aguantar de tanto arte. Igual que a Pepón Nieto, a Hugo Silva... Hay un rollo muy bueno, impresionante, y eso se nota.

-Y arrastró con casi todos para emprender el proyecto de 'Esperpentos': Pepón Nieto, Paco Tous, Adriana Ozores y usted.

-Sí (ríe a carcajadas). Los productores de 'Los hombres de Paco' casi me matan porque los iba a dejar sin gente en el reparto mientras grabábamos la película.

-¿A qué dedica el tiempo libre?

-A tener tiempo, a respirarme la vida. Llevo cuatro años sin parar y me gusta mucho pensar cinco minutos para establecer conexiones, jugar con el pensamiento y limpiar el sistema molecular y las neuronas de toda la mierda que se te emponzoña ahí. Hay mucha basura y mucho agujero negro en nuestras mentes.

-¿Qué es lo que más le cabrea?

-A mí no me cabrean las cosas, me duelen y me cago en to'. El mundo no tiene sentido en este momento. Sabíamos que iba a llegar ese desprecio por el individuo que trabaja, que sufre, que tiene un sueldo. Y de pronto vemos como una panda de gánsters organizados deciden, en nombre del neoliberalismo, amargarnos la vida.

-La cosa explotará.

-Claro, lo malo es que va a explotar con agresión física. La gente aguanta mientras no tenga hambre. Ya empieza a aparecer el hambre entre muchos millones de personas. Ya las manifestaciones no son tranquilas como antes. Ahora son violentas, porque en mi casa no se come. Es todo tremendo, pero habrá que seguir aguantando y poniendo el grito y el puño en el cielo.

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