Crítica 'Volantín cortao'

Un acercamiento a la problemática juvenil en Chile

Volantín cortao. Producción: Chile, 2014.- Duración: 77 minutos.- Dirección: Diego Ayala y Aníbal Jofré.- Guión: Javiera González, Nicolás Herrera y Javier Valderrama.- Fotografía: Victoria Jensen y Diego Gómez.- Montaje: Camila Mercadal.- Dirección artística: Paula Trujillo.- Intérpretes: René Miranda, Loreto Velásquez, Víctor Montero, Pablo Krög, Meira Miller, Angélica Rivera, Eduardo Silva, María Jesús Trujillo.

Esta es una película sobre la problemática juvenil habitual en la mayoría de los países de nuestro tiempo. Rodada prácticamente toda en las calles y avenidas de los barrios del sur de Santiago, ofrece además de una visión social amplia y realista, la perspectiva particular de sus protagonistas. A ello se añade otro denominador común de este tipo de historias: el conflicto generacional, ese mal entendimiento entre padres e hijos, generado, por esa dependencia que agudiza la inseguridad en el trabajo, la falta de éste y las perspectivas nada esperanzadoras.

En este segundo largometraje de los realizadores Aníbal Jofré y Diego Ayala -en muy contadas ocasiones funciona esta dualidad en la dirección cinematográfica-, se perfila esa conflictividad juvenil a través de la historia protagonizada por Paulina y Manuel. Ella, una joven de 21 años, de familia acomodada, estudiante de trabajo social en prácticas en un centro de reinserción de menores delincuentes o con problemas, y él, en riesgo social, establecen una relación que poco a poco se va haciendo más intensa al mismo tiempo que deambulan por la ciudad sin encontrar destino para sus indecisas pretensiones. Ese incesante discurrir por las calles y plazas de la ciudad sirven para mostrarnos esos planos de desigualdad social tan evidentes, como pudieran serlo en cualquier otra metrópoli latinoamericana y como de hecho, pueden ver los espectadores en algunas de estas películas incluidas en la Sección Oficial del Festival que opositan a los premios que otorga el certamen onubense. Denominador común de unas sociedades que pasan por vicisitudes muy similares y que constituyen un muy apreciable estudio social, la juventud es la que sufre muy sensiblemente todos estos problemas. De alguna manera Volantín cortao, a su aire, es también un buen ejemplo del conflicto.

De todas formas la película con su uso desmesurado de la cámara subjetiva, lo que provoca una planificación a veces demencial, desperdicia las mejores ocasiones de fortalecer la denuncia y reflejar la evidencia con mayor convicción. Es por otra parte ininteligible. Menos mal que la versión que vimos tiene subtítulos en inglés, que nos permitieron entender buena parte de los diálogos, especialmente de los protagonistas.

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