Festival de Cine Iberoamericano de Huelva

Los 300 festivales de cine de España buscan su espacio

  • Cuatro directores hablan de la necesidad de su existencia y de abrirse al público

Hay 183 festivales de cine en España, según el registro actual del ICAA. El dato lo aportó ayer el responsable de la Semana de Cine de Santander, Nacho Carballo, en el transcurso de la mesa redonda Festivales de cine como modelo de gestión cultural, aunque rápidamente fue corregido por sus compañeros de debate. “Seguramente no hay menos de 300”, convinieron entre todos, en esa distinta naturaleza que son las semanas de cine, muestras y otro tipo de eventos para la exhibición concentrada y extraordinaria. Todos estos, festivales, en mayor o menor medida, son “la última frontera del cine de calidad que no llega a los cines”, dijo el mismo Carballo. Una plataforma necesaria, dejaron claro todos, que es necesario para la promoción del cine actual y para su difusión entre el público.

El foro dio contenido de gran interés a la mañana de ayer en la Casa Colón, donde el Iberoamericano recibió la presencia de un nombre ilustre en estos mentideros, como José María Riba, actual responsable de la asociación Espagnoles en Paris; el mencionado Nacho Carballo, como ex director del Festival de Gijón y responsable de la nueva Semana de Cine de Santander; el director de Abucine en Albacete, José Manuel Zamora; y la miembro del jurado y directora del Festival de Cine Español de Amsterdam, Virginia Pablos.

Zamora defendió la existencia de los festivales por la ausencia en España de “una política de Estado que lleve el cine a la sociedad”. Tal es así que hay dificultades para salir adelante entre las muestras que de cine español se hacen en el extranjero, en esa tendencia de “poca pasta que recibe el tema cultural”, según Riba, cuando Inglaterra o Francia, como ejemplos cercanos, cuidan de que sus producciones se vean fuera y “se coman el mercado europeo”.

Contaba el veterano Riba que los festivales han sido fruto, bien de la iniciativa pública para la promoción de los territorios locales, como en su día fueron Cannes o San Sebastián, o de la privada, “de un par de amiguetes que con unas cervezas de más deciden crearlo”. La mayoría se encuadra en la segunda línea, luchando por encontrar financiación cada año, a pesar de su función social , y de “generar una experiencia completa en cada territorio”, aseguraron, agitando cada ciudad unos días.

Hubo coincidencia en la necesidad de diferenciarse en la especialización, y en la de abrirse al público más, en un mea culpa entonado por programadores que deben estar más en conexión con el público, dijeron. “Quizá habría que dedicar el 50% del presupuesto a la programación y el otro 50% a la promoción, para que esa programación llegue a la gente”.

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