Enrique Cerezo. Productor y distribuidor

“El cine español está demasiado politizado, y eso hay que solucionarlo”

  • El impulsor de películas indispensables como ‘La buena estrella’ y ‘El perro del hortelano’ y presidente del Atlético de Madrid recibió ayer el Premio Retrospectiva del certamen, patrocinado por ‘Málaga Hoy’

Asegura que es antes un hombre de cine que un hombre de fútbol, y razón no le falta. Sin Enrique Cerezo (Madrid, 1948), uno de los primeros empresarios del sector en España, con más de setenta películas a sus espaldas, el sistema audiovisual patrio sería indiscutiblemente otro. Desde Cómo ser mujer y no morir en el intento hasta Todos estamos invitados, pasando por La buena estrella y El perro del hortelano, la lista de producciones que atesora no tiene precio.

–Tras la llegada de Ángeles González-Sinde al Ministerio de Cultura se ha hablado mucho de un exceso de producciones en el cine español. ¿Se siente aludido?

–Entiendo que la cantidad de películas que se producen al año en España pueden representar un número muy alto. Quienes así lo defienden aseguran que la mayoría de estas producciones no se estrenan en las salas. Pero quizá no tienen en cuenta que gran parte de las mismas son documentales y trabajos para televisión que no tienen por qué llegar a las salas comerciales. Pienso que no se deben poner puertas al campo. Quizá un número idóneo sería el de setenta u ochenta producciones anuales, unas cien menos de las que se realizan, pero nadie hace un negocio para perder dinero. Quien decide hacer una película quiere ganar, aunque luego salga mal.

–En la situación actual se plantean para el cine español dos modelos: el americano, con géneros comerciales pero en los que se compite con las producciones de Hollywood en inferioridad de condiciones, y el europeo, con géneros menos comerciales pero menos exigencias presupuestarias. ¿Cuál le parece el más acertado?

–El asunto de las tendencias está claro. Cuando hay una buena historia, un buen director y unos buenos actores, la gente va al cine a ver esa película. La decisión, en última instancia, corresponde al director y al productor. Particularmente, me gusta mucho la comedia española. De hecho, en el último año he producido dos películas de este género. Creo que a la gente le gusta ir al cine a divertirse, no a pensar en problemas, suyos o de otros.

–Pero quienes sí van al cine a pensar querrán un trato igualitario.

–Por supuesto. Insisto: no se pueden poner puertas al campo. Me parece espléndido que exista todo tipo de cine en España, un país tan amplio. De hecho, yo he producido lo que me ha apetecido y en cualquier tipo de género. No se puede impedir que las futuras grandes obras aparezcan. La clave está en la evidencia de que el cine español debe hacer lo que el público, todo el público, demande.

–En resumen, ¿qué le falta o sigue faltando al cine español?

–El afecto de su público. En los últimos ha habido una campaña de desprestigio contra las películas españolas en las que el primer perjudicado ha sido el público. Se acusa al cine español de subvencionado, de difícil de comprender, pero lo cierto es que las producciones españolas no compiten en igualdad con las norteamericanas ni las europeas en las salas de cine, por mucho que, en la última década, España haya ganado más Oscars que Francia, Alemania e Italia, países donde se tiende a proteger con excesivo celo su cine. El cine español no es mejor ni peor que otros, y esto tiene que entenderse. También es cierto que tras las manifestaciones contra la guerra de Iraq mucha gente se nos puso en contra, y aquí hay un problema serio. El cine no es política, es cine, pero desde entonces está muy politizado. Y eso hay que arreglarlo cuanto antes.

–¿Se ha arrepentido de haber producido alguna película?

–No, nunca.

–¿Y hay alguna película de la que se sienta especialmente satisfecho, por encima del resto?

–Pues sí, una que curiosamente ha visto muy poca gente y con la que me lo pasé muy bien: Desde que amanece, apetece. Arturo Fernández estuvo entusiasmado, y además no cobró nada por hacerla.

–¿Cuándo sufre más, cuando una película suya fracasa en taquilla o cuando pierde el Atlético?

–Es complicado. En ambos casos habría que atender a lo personal y a lo económico. Aunque lo cierto es que un fracaso, en fútbol y en cine, siempre significa perder dinero.

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