Fin de Semana

El acantilado de La Vela Blanca, el vestigio de un gran volcán submarino

  • La belleza de estos parajes dio motivo a numerosas leyendas que hablaban de tesoros ocultos

Siguiendo el rastro de uno de los lugares más bellos y emblemáticos de parque, el arrecife de Las Sirenas, sus pasos se encaminan precisamente hacia otro de los faros de la zona, el que se encuentra colgado del acantilado de La Vela Blanca. Este acantilado, con sus más de 200 metros de altitud, no es sino la mitad de un antiguo volcán submarino, cuya otra mitad se colapsó y quedó hundido en el mar, lo que hoy vemos es tan sólo la mitad del volcán primitivo. Los terrenos blanquecinos que contrastan con el tono ocre oscuro de la costa, son tobas volcánicas, y el blanquizal que aparece al pie del mismo, que se asemeja a la vela de un barco, es el que le otorga la denominación al acantilado y, por extensión, al resto del paraje de La Vela Blanca.

Antes de llegar a dicho faro, descubriremos rincones tan atractivos como Cala Arena, la Piedra del Agujero o la espléndida Cala Rajá; esta última se hace inconfundible por exhibir un llamativo peñón blanquecino.

Nos llamará poderosamente la atención, el Arrecife del Dedo, una antigua chimenea volcánica que se alza como un majestuoso aviso para los navegantes, en sus proximidades y sólo accesible por barco, se encuentra la mítica cueva donde se refugiaba hasta hace bien poco, una colonia de foca monje. Su presencia en estos parajes dio motivo a diversas leyendas en las que lobos marinos, así era como se conocían a la focas, atacaban a los hombres de mar que intentaban hacerse con las piedras preciosas que habían en el interior de la cueva.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios