Finanzas

Almería se conjura para que no haya relajación en el uso del control biológico

  • El consejero de Agricultura analiza con agricultores de la provincia el auge del ecológico, la suciedad en el campo, los robos y la necesidad de unos precios justos

Novedosa e interesante iniciativa la que llevó a cabo ayer el consejero de Agricultura, Rodrigo Sánchez Haro, con un grupo de agricultores de la provincia, con las instalaciones de Agrobío como anfitrionas del encuentro. El titular de Agricultura en Andalucía abordó durante más de una hora los principales problemas del campo almeriense desde la óptica de un grupo de productores, de ahí lo destacado de la reunión, que suele darse con los representantes de organizaciones agrarias y empresariales.

Entre ellas, destaca la relajación que se está produciendo en la provincia con el uso del control biológico, una seña de identidad para el agro almeriense y que lleva dos campañas consecutivas registrando descensos en la superficie de cultivo bajo este sistema. Especialmente preocupante es la caída experimentada en la campaña actual, de un 3,75%, al pasar de las 26.600 hectáreas a las 25.600 (el año pasado fue el punto de inflexión, pues registró el primer descenso desde 2005).

Los productores piden más efectivos para vigilar y evitar los continuos hurtos

En este punto también incidió el gerente de Agrobío, José Antonio Santorromán, que recordó que el control biológico "es barato, lo caro es no utilizarlo", dijo. "Hay que tratar de buscar soluciones para que esto no suceda porque entendemos que es uno de los pilares fundamentales de la credibilidad de nuestros productos en los mercados, es un lujo que no nos podemos permitir".

Tanto Santorromán como Sánchez Haro abogaron por recuperar el espíritu de 2007, cuando Almería abanderó el movimiento denominado 'Revolución Verde' y supuso un salto cuantitativo y cualitativo en el uso de los 'bichos' buenos en el invernadero.

El mayor escollo en la utilización de lucha biológica viene de la mano del tomate, así como de la sandía, que, según los técnicos, al ser cultivos de ciclo corto, la fauna auxiliar no se instala bien y no es rentable para el agricultor, de ahí que el consejero apuntase la idea de buscar una línea de ayudas para incentivar el uso, además de que recogió el guante para que desde el Ifapa investiguen soluciones.

Los agricultores también trasladaron a Sánchez Haro su preocupación por las dificultades para cultivar ecológico y poder controlar, principalmente, el pulgón y la araña roja, para lo que se propusieron medidas preventivas y el uso de químicos compatibles. Además, se quejaron del desequilibrio en la cadena agroalimentaria y la falta de precios justos, de la necesidad de vigilar más para evitar los robos, de la suciedad en ramblas y zonas cercanas a invernaderos, con ratas, plásticos y envases de químicos, así como del arreglo de los caminos para acceder a sus explotaciones.

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