Finanzas

Asaja evalúa un ejercicio agrícola "inestable" por los bajos precios

  • El déficit hídrico, la principal causa de la poca rentabilidad

  • La superficie de judía disminuye un 50% en la última campaña

Pascual Soler se dirige al público durante la asamblea en la que resultó elegido como presidente de Asaja.

Pascual Soler se dirige al público durante la asamblea en la que resultó elegido como presidente de Asaja. / DIARIO DE ALMERÍA

Asaja hizo balance ayer de lo que ha sido la campaña agrícola en términos de precios y superficie. Para el colectivo, el último ejercicio se ha caracterizado por la inestabilidad y vuelve a dejar un "sabor amargo" a los agricultores. Una de las causas de esta situación la atribuyen a que el invierno, uno de los puntos clave de la horticultura, ha sido "el peor de los últimos años" para los productos que forman parte de la pizarra.

En su análisis, la organización subrayó las consecuencias que se han podido derivar de las dificultades para acceder a los recursos hídricos. Tal es su importancia que el tomate de la Vega retrasó su siembra a principios de campaña y, como consecuencia, su venta. Incluso la lechuga, cultivo de aire libre, que redujo su superficie por la imposibilidad de regar con normalidad. "Esto demuestra que el agua es un factor clave para el presente y el futuro más próximo, es clave garantizar el acceso", afirmaron. También recordó que se ha repetido "la inacción" del sector comercializador ante el descenso de los precios. La gestión de las crisis es "una asignatura pendiente" y ha repercutido desfavorablemente porque la venta ha estado por debajo del coste de retirada. "Todavía queda mucho margen para llevar a cabo una planificación que responda a estas situaciones", apostillaron.

La influencia de un invierno "pésimo" ha marcado la tendencia negativa, con un otoño regular en cuanto a valor de la mercancía y una primavera "atípica" por el retraso del calor, algo que según la entidad ha provocado una merma considerable en las plantaciones tempranas de melón y sandía. Aunque en principio hubo una subida de precios, la llegada de junio trajo una bajada brusca que no se ha equilibrado hasta el final de la actividad. "Irrisorios", aseguran desde Asaja. Unos valores insuficientes que se han mantenido hasta el asentamiento de la primavera, coincidiendo con la conclusión de la temporada.

Marzo y abril han sido "los peores meses" en las últimas fechas. La organización estimó el precio medio en 48 céntimos por kilogramo, lo cual refleja un descenso del 15% respecto al año anterior. En este sentido, el pimiento ha liderado la caída generalizada ya que ha sufrido un retroceso del 28%. El tomate también ha seguido esta línea con una bajada del 19%, mientras que la berenjena y el pepino han visto mermados sus valores un 21% y un 14% respectivamente. El calabacín se desplomó un 10%.

Estas cifras explican el porqué de la querencia a la baja. Teniendo en cuenta que el tomate y el pimiento son las hortalizas predominantes en el campo almeriense, desde la superficie plantada hasta su producción, sus datos tienen una influencia determinante en el balance anual. Ambos elementos constituyen más del 50% del valor de la producción. En el caso del tomate, se mantiene un nivel similar en el último lustro, pero con una tendencia negativa y consecutiva. Por tanto, "casi las dos terceras partes" del sector han perdido precio y valor, apuntan desde la asociación de agricultores.

La superficie de explotaciones se ha incrementado, según sus estimaciones, un 5% y ya roza las 32.000 hectáreas. Los productos que más han aumentado son la sandía, el pimiento temprano y el tomate.

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