En invernadero, factores como temperatura, radiación o humedad son fácilmente perceptibles, por lo que se puede detectar si hay excesos o carencias para los cultivos. Sin embargo, para uno de los elementos críticos en la producción de los cultivos como es el CO2 en aire, no es tan fácil de detectar si la cantidad es alta o baja. "Precisamos de sensores específicos para conocerlo. Dado que no es fácil ni barato disponer de estos sensores en invernadero, es muy recomendable conocer y disponer de medidas que nos ayuden a paliar la carencia deCO2 en invernadero", explica Juan Carlos López Hernández, de la Estación Experimental Cajamar.

"Existe mucha información generada para climas suaves como los mediterráneos, donde aumentar el nivel de CO2 en invernadero hasta 800 ppm puede aumentar los rendimientos de producción en más de un 20%". Hay dos vías para aumentar el CO2 en el invernadero, una inyectando CO2 puro procedente de tanques y otra mediante la ventilación (intercambio de aire) del invernadero. La primera opción, inyección CO2 puro, es una solución muy eficaz y relativamente fácil de ejecutar. Sin embargo, "su limitante hoy día es el precio y por ello, salvo raras excepciones, su uso es casi nulo. La segunda opción, la ventilación, aunque no permite elevar en gran medida el nivel de CO2 (hasta niveles de exterior 400 ppm), puede facilitar no descender a niveles críticos (inferior a 250 ppm)".

Por otro lado, se debe tener en cuenta algunas prácticas que repercuten en una disminución: "El uso de dobles techos en invierno para aumentar temperatura y reducir el goteo sobre los cultivos. Siendo una buena técnica, puede agravar el problema de la limitación de CO2 en invernadero al reducir la ventilación, por lo que es muy recomendable aumentar superficie de ventanas y gestionarlas a lo largo del día. Otra técnica, la incorporación de mallas anti-insecto en las ventanas del invernadero para proteger los cultivos de plagas y enfermedades es una práctica generalizada adoptada en la horticultura del sudeste mediterráneo. Esta práctica, siendo necesaria, conduce a reducciones considerables de la ventilación del invernadero dificultando el intercambio de aire interior-exterior y la renovación de la concentración de CO2", explica López . En otoño-invierno, donde la luz es limitante y las temperaturas más bajas, hay una tendencia a mantener cerrado gran parte del tiempo las ventanas. Sin embargo, "debemos de ser conscientes de que esto se hace a costa de disponer de unos niveles de CO2 bajos y por tanto con limitación de la fotosíntesis. Es recomendable mejorar el sistema de ventilación y renovar el aire, incluso en periodos fríos. Ello, además permitirá gestionar mejor los excesos de humedad que también son habituales".