Una tormenta de verano de las que pocas o ninguna se recuerda. Eso es lo que vivieron muchos vecinos de la provincia el pasado lunes a primera hora de la tarde, especialmente la parte central y más oriental de la comarca del Valle del Almanzora, haciendo frontera con el Levante almeriense, que parte también vivió.Fue poco más de una hora, pero más que una tormenta estival, pareció un castigo. La granizada fue imponente, y en cuestión de minutos se registraron pérdidas y destrozos que cuesta meses e incluso años reparar. Un suspiro devastador que a todos los vecinos cogió totalmente desprevenidos.

Granizada Arboleas.

Las estaciones del Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH) como la de Sierra de Almagro de Huércal-Overa registraba en ese  lapso temporal precipitaciones por valor de más de 20 litros por metro cuadrado, otros 16 tanto en El Saltador como en Río Almanzora.

Daños en viviendas.

Lo peor se lo llevaron dos municipios, el de Arboleas, que en pluviómetros particulares llegó a registrar casi los 30 litros, y el municipio levantino de Lubrín, cuya precipitación se materializó en grandes bolas de granizo que causaron grandes destrozos en viviendas, naves y especialmente en vehículos y la agricultura, viéndose muy afectados los cultivos mayoritarios de esta zona como son el olivar y la almendra, que en este último caso estaba en su última fase de maduración.

En estos momentos, en estos municipios, están valorando aún los daños registrados. En el caso lubrinense, su alcalde, Domingo José Ramos Camacho ha anunciado que abrirá una oficina de atención a los afectados en el propio Ayuntamiento, y apunta a que “la intención de esta administración local es la de valorar los daños y ver la posibilidad de solicitar al gobierno la declaración de zona catastrófica”.