Felipe medina martín. Responsable de Cadena Alimentaria en asedas

"Los márgenes de la cadena agroalimentaria son muy reducidos, el negocio es la rotación"

  • Medina habla del envejecimiento, la digitalización y la urbanización como factores que influyen en la oferta

  • Apunta a que la selección de proveedores se basa en la logística, eficiencia e innovación

Entrevista a Felipe Medina en las instalaciones del Hotel Barceló en El Toyo.

Entrevista a Felipe Medina en las instalaciones del Hotel Barceló en El Toyo. / fotos: rafael González

En el caso de la distribución organizada de productos de alimentación en gran consumo son las empresas de supermercados las que lideran el mercado, así lo explica Felipe Medina, responsable de Cadena Alimentaria en la Asociación Española de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados (Asedas), quien añade que, en Almería las empresas que conforman Asedas poseen el 75% de la superficie de venta en alimentación y cuentan con 373 tiendas de las 395 que hay, un 95%; en superficie el porcentaje es menor porque son más pequeñas que los hipermercados.

-¿Qué requisitos imponen los supermercados a las comercializadoras a la hora de comprar sus productos?

-El cumplimiento estricto de las normas de seguridad alimentaria es algo irrenunciable. Por suerte, vivimos en un país en que el consumidor puede tener total confianza en los productos que encuentra en las tiendas. Nuestros supermercados necesitan un volumen de suministro que les permita realizar su actividad, aquí entran los diferentes modelos dependiendo del número de tiendas y demás que tengan, pero lo que sí requieren es estabilidad, un proveedor que les garantice el suministro continuado de productos, porque además hablamos de frescos que su nivel de rotación es muy alto. También necesitan flexibilidad ante las demandas del consumidor; la cadena agroalimentaria es un sector muy competitivo que exige que, desde la producción hasta el consumidor, toda la cadena esté muy engrasada para responder de forma rápida y ágil a las demandas del consumidor. Las empresas compiten entre sí por conquistar al consumidor cada día, que tiene cuatro o cinco establecimientos a pocos metros de casa donde comprar los productos de alimentación y gran consumo, eso hace que la vinculación entre compradores y proveedores tenga que ser flexible para responder cuanto antes a las demandas del consumidor.

-¿Las cadenas de supermercados prefieren proveedores que suministren un sólo producto o que tengan una oferta variada?

-Depende del modelo. Hay unas empresas que buscan ciertos calibres, ciertas cantidades y van contactando con distintos proveedores también computando una clave fundamental que es la logística, según dónde tienen ubicadas sus plataformas, para que el proveedor le sirva de forma ágil y rápida, sobre todo, en frescos es muy importante. En la categoría de superfrescos, en muchos casos, el producto que hoy está en zonas de producción, mañana a las diez de la mañana está en las tiendas en Madrid, por lo que esa eficiencia logística hace que sea una cadena muy exigente donde todos los proveedores y distribuidores tienen que estar muy alineados. Por ello, la selección de proveedores que hace cada cadena de supermercados es clave. También es muy importante la eficiencia, estamos en un sector muy competitivo y el consumidor tiene muchos sitios entre los que elegir y el factor precio importa muchísimo, sobre todo, en los años de la crisis se ha notado de especial manera. Entonces en esa cadena, lo que busca el distribuidor es que todos los eslabones sean altamente eficientes; los márgenes de la cadena agroalimentaria son muy reducidos, el negocio del agricultor y el del distribuidor es vender muchos productos de muy bajo valor unitario, el negocio fundamental es la rotación, a nosotros nos interesa que el producto esté el menor tiempo posible en la tienda. Otra clave es la innovación. En este aspecto, Almería es una zona de producción puntera, el desarrollo tecnológico a nivel de sector primario está muy desarrollado, continuamente hay nuevas variedades y se aplican nuevas tecnologías y, eso, los distribuidores están interesados en conocerlo muy bien para buscar la manera de diferenciarse de sus competidores.

-Ha hablado de los márgenes reducidos en cada eslabón de la cadena, en los últimos meses hemos estado viviendo sucesivas reivindicaciones por el precio en origen en productos como el calabacín...

-El primer factor que hay que tener en cuenta es, que a pesar de ser una agricultura bajo plástico, toda empresa agraria es una empresa al aire libre, susceptible de las condiciones meteorológicas y luego también a los mercados internacionales. Estamos dentro de la Unión Europea, sobre todo Almería está muy enfocada a la exportación y hay muchas zonas de producción y países con los que compite, de hecho el 80% de la producción almeriense va fuera de España y del 20% que queda aquí, un tercio va al canal Horeca, otro tercio aproximadamente va a las fruterías y el otro tercio a las cadenas de distribución, por lo que hablamos de que el 6 ó 7% de la hortalizas de aquí es el que acaba en nuestras tiendas. Pero hemos aprendido con los años que no hay una sola cadena de valor, hay infinitas y en función del camino que tenga el producto tiene una formación del precio u otra. Como decía es un sector apretado en márgenes, ya que después de muchos años en el Observatorio de Precios del Ministerio de Agricultura nos dimos cuenta de que realmente el precio es el menor posible al que puede ponerse ese producto a disposición de los consumidores en el lugar de destino. En el caso de Europa, como recorre más kilómetros suele ser más elevado y también se adapta al poder adquisitivo, aquí pues suele ser algo más reducido. No hay un hinchamiento artificial del precio porque las empresas de supermercados compiten unas con otras por conquistar al consumidor que valora de forma muy importante la variable precio, con lo cual el que pone un pvp muy por encima del mercado se acaba saliendo del mismo y el consumidor acaba trasladándose a otro supermercado o a otros productos.

-En el lado contrario, ese ajuste de precios por la competencia entre supermercados, ¿no puede causar ese efecto en origen de bajada de precios?

-Claro. Los agricultores tienen el hándicap de que tienen que hacer frente a una alta volatilidad de los precios y compensar semanas buenas con las malas. Nosotros proponemos en ese sentido lo que llamamos cadenas agroalimentarias de valor compartido, que se fomenten las relaciones comerciales estables y que un agricultor sepa siempre lo que va a recibir por el producto antes de entregarlo y que tenga documentada su operación comercial, como la Ley de la cadena alimentaria obliga en un contrato por escrito que evite las sorpresas. Se está avanzando mucho desde la aplicación de esta ley.

-¿Entonces se está llevando a cabo?

-Sí, la celebración de contratos por escrito está muy generalizada. Para nosotros, en primer lugar, por tranquilidad del agricultor de saber lo que va a recibir por el producto y, también, por transparencia, lo que sucede es que el precio de un producto perecedero varía diariamente. Está muy bien que haya un marco jurídico que soporte la relación comercial entre el agricultor y el que se lo compre que no suele ser el supermercado, además; pero debe ser lo suficientemente flexible para ir adaptándose a la oferta. Si ves la evolución de los precios en origen y destino en lo últimos años, en origen oscila mucho pero en destino se procura suavizar esas subidas y compensarlas con bajadas para evitar que el consumidor desplace el consumo de determinados productos hacia otros y, sobre todo, porque cuando los pvp se suben de un umbral determinado el consumidor baja radicalmente de comprar ese producto porque tienen muchos otros donde elegir. El secreto es buscar esas relaciones estables para que el agricultor no esté sometido a estas grandes oscilaciones y esté blindado, por decirlo de alguna forma, a estas oscilaciones de precios, sobre todo, en épocas donde el precio caiga porque haya mucha producción y las circunstancias del mercado así lo establezcan. En cualquier caso, aquí en Almería el precio lo marca fundamentalmente el precio del mercado en exportación, es una zona muy peculiar, y nuestro peso aquí en la configuración del precio es muy reducido.

-Ha dicho que en torno a un 6% es lo adquieren los supermercados, ¿también porque se nutren mucho de importaciones o porque es suficiente esa cantidad?

-Primero porque en España hay muchas zonas de producción y porque en Almería sólo hay mucho volumen y un 6% de la producción almeriense a lo mejor es más del 100% de la producción de cualquier otra provincia, sobre todo, en frutas y hortalizas. Pero estas empresas, que fundamentalmente son españolas, ninguna piensa que su modelo esté en el futuro en suministrarse de productos de la otra esquina del mundo, todas están interesadas en tener proveedores más cercanos y adaptados a las necesidades que ellos tienen. Están interesados en tener un sector productor fuerte. Tenemos la suerte de que, aunque este sector sale por temas negativos en los medios de comunicación, la cadena, desde la industria de los inputs hasta los distribuidores, es tan eficiente que hace que los pvp sean seis puntos por debajo de la media europea; a nosotros nos gusta compararnos mucho con Italia y estamos un 19% por debajo en pvp, siendo Italia también un país productor y con una industria transformadora muy potente similar a la nuestra. Por lo tanto es un sector eficiente y también, algo que no se dice mucho, el sector agroalimentario es el segundo sector económico, tras el turismo, que más dinero deja en España, porque la balanza comercial del sector agroalimentario en España es de 10.000 millones de euros, y eso es mérito de todos.

-Habla del comercio de proximidad, por lo que entiendo que lo valora positivamente.

-Claro, estas cadenas, sobre todo, las que son líderes regionales, tienen la manera de diferenciarse de las estatales o grandes, en la búsqueda de un producto diferenciado, local. Hay algunas empresas de Asedas que, por ejemplo, tienen un lineal de quesos de la zona espectacular. Bajo nuestro punto de vista hay espacio para todos y, eso, es muy bueno para el consumidor, que puede elegir entre un gran abanico de productos y categorías. El mercado ofrece anualmente a los supermercados por códigos de barras medio millón de productos diferentes de alimentación y en un supermercado grande caben en torno a 10.000 o 12.000.

-En cuanto a los supermercados, ¿se ha visto una evolución frente a los hipermercados?

-Sí, el formato supermercado en España es el que ha elegido el consumidor, fundamentalmente por la proximidad. Creemos que el poner a pocos metros de los hogares de los consumidores productos de gran calidad, a diario y a coste competitivo ha sido la clave de desarrollo. Si retrocedemos 30 o 40 años, los inicios de la conocida como gran distribución española era el modelo de hipermercado francés que se instalaba a las afueras de la ciudad, pero eso ha ido evolucionando hacia un modelo de supermercado de capital español, más cercano, de menos metros, que ha conseguido ofrecer un surtido de productos amplio que hace que al consumidor le valga con eso y no tenga la necesidad de coger el coche salvo en ocasiones; de hecho tenemos un estudio que muestra que el 85% de los clientes de los supermercados acude a la tienda andando, por lo que también desde el punto de vista de la sostenibilidad ambiental es un modelo ampliamente sostenible.

-¿Cuáles son las tendencias del consumidor? Supongo que irá acorde con los requisitos de compra de la distribución, ¿qué va antes el huevo o la gallina?

-La clave es servir cada día mejor a ese consumidor. Apostamos por cadenas muy engrasadas: consumir lo que se produce y producir lo que se consume. En el caso de las frutas y hortalizas se ve claramente, aquí ha habido grandes avances al servicio del consumidor como sandías sin pepitas o distintos tamaños, así tenemos claro que el 85% de las sandías que se venden se comercializan partidas por la mitad y en el caso de los melones entre los 2,5 y 3,5 kilos se venden como pieza entera, parecen productos parecidos, pero no lo son. Hay tres factores fundamentales: el envejecimiento de la población, vivimos más años y los hogares por tanto tienen menos miembros y menos movilidad; la digitalización, cada vez se utilizan más las nuevas tecnologías; y la urbanización, cada vez vive más gente en las ciudades y menos en el mundo rural. Esto se traduce en que la oferta varía, el consumidor necesita envases más reducidos, si es a granel se compra por piezas pero si hablamos de IV y V gama los formatos se reducen un poco, triunfa y crece la rama de alimentos que la mente del consumidor identifica como saludables, así las frutas y hortalizas frescas se están viendo favorecidas, siempre con el vector fácil de consumir o preparar. Además, respecto al tema de movilidad, el servicio a domicilio o comercio electrónico seguirá creciendo, pero no lo ha hecho tanto como en otros sectores porque tenemos un oferta en proximidad muy competitiva en precios.

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