Ruptura sonada

Chenoa, el chándal y sus vecinos de 'Aquí no hay quien viva'

Chenoa, captada por las cámaras, en su aparición en abril de 2005 anunciando su ruptura con David Bisbal

Chenoa, captada por las cámaras, en su aparición en abril de 2005 anunciando su ruptura con David Bisbal

La experiencia amorosa que sufrió la cantante Chenoa cuando vivió la ruptura con David Bisbal en 2005 fue traumática y a su vez, enriquecedora. En los medios se desarrolló como un reality por entregas por lo expresiva que era la que había sido participante de Operación Triunfo 1 y donde conoció y se enamoró del almeriense, en una relación que duró casi cuatro años. 

Al cabo de casi 18 años de aquel abril que se truncó para la intérprete de origen argentino se avergüenza del aspecto con que bajó a atender a los reporteros, aunque nadie se lo había pedido expresamente, apareciendo con ojeras ("look de Kung Fu Panda"), roñosa, con los pelos sin haber sentido el champú en unos días, y un chándal rotundamente gris, propio de días malos en casa, que le costó 6 euros en el supermercado Caprabo. Una estampa que causó asombro, que sigue siendo un icono, y que hizo las delicias, es un decir, a los programas tomateros del corazón. Ahora es ejemplo escenificado de lo que se sufre en el amor cuando no se desea ocultar ese calvario.

Lo de bajar al portal de la casa, que parece tan espontáneo y a la par tan arriesgado cuando se es personaje público (como en las guerras, se sabe cómo se comienza la acción pero nunca se pueden calcular las consecuencias de una comparecencia así), fue un hecho inesperado y casi insólito: dar carnaza sin filtro a los paparazzi. Chenoa se vio casi en la obligación de bajar porque los vecinos por su parte le daban la lata a ella. A ver si se quitaba de en medio a los periodistas, que estaban molestando cada vez que querían entrar o salir. 

Unos vecinos que llamaban al timbre y que le inquirían a ver cómo solucionar la concentración de cámaras. "Menudo follón", diría Juan Cuesta. La persistencia de los vecinos para que Chenoa buscara un arreglo al acoso de micrófonos tiene tintas de Aquí no hay quien viva. Ella dice que los vecinos le echaban la bronca porque no hacía nada para que aquello se disolviese. "No estaba preparada" para tanta afrenta cruzada.

Chenoa lamenta pero no rechaza aquella inmolación sentimental. Bajó para decir que ella y Bisbal seguían siendo amigos y que no volvería a hablar. Pero los reporteros siguieron erre que erre (que para esos los directores pedían más madera) para enfado de aquella comunidad. "Yo en chándal no salgo más" es casi una proclama nacional. 

La cantante ha sido entrevista en un programa de Spotify, La Pija y la Quinqui, y asegura al cabo de 18 años que lo más se critica a sí misma es haber bajado con aquellos pelos. "Lo que más pena me daba es el pelo, qué mal peinada estaba. Todo el mundo habla del chándal, pero ese pelo grasiento de haber llorado...", comenta con burla al cabo de los años.

"Y los brazos cruzados, que de eso sí me acuerdo. De protección. "Pidoh respetoh". Por favor, qué frase es esa de pido respeto", ha comentado divertida al cabo de tanto tiempo.

Chenoa tuvo después otros romances, tal vez otras grandes decepciones, pero no volvió a mostrar su interior de manera tan descarnada.

Ahora es muy feliz con su marido, el médico Miguel Sánchez Encinas, con el que se casó el pasado año después de posponer el enlace previsto en 2020 y que suspendieron por la pandemia.

En una reciente entrevista en El País comentaba días atrás que su cuarto puesto en Operación Triunfo no se podría entender ahora ya que hubo extrañas maniobras para que no estuviera en la final. Distintos ex compañeros la han criticado por "vivir en el pasado".

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