El uno es moderno y transgresor; el otro, clásico y comercial. Ambos, eso sí, siempre han sido fieles -y lo siguen siendo- a su estilo personal. Custo y Pedro del Hierro no tienen nada que ver en sus propuestas, aunque encuentran un nexo de unión en su sello característico e inconfundible. Los dos han presentado sus propuestas en la 69 edición de la Mercedes Benz Fashion Week Madrid en sendos desfiles que han atraído a numeroso público y acaparado elogios en los medios.

Brillos y lentejuelas en las propuestas de Custo Barcelona.

Como decía Alaska, "ajeno a las modas que viene y van", Custo ha subido a la pasarela madrileña una colección de prendas "inclasificables", ideadas para una mujer que quiere darse un "capricho", con claras reminiscencias glam. "Quiero que el consumidor se emocione con algo auténtico, algo especial", explica Custo Dalmau. Insta Glam, su nuevo trabajo, es una clara referencia a los sueños que se plasman en Instagram, red social en la que "la imagen es clave y donde la moda tiene un escaparate mundial". Así, desgrana el poder de la individualidad con abrigos de espiga a los que incorpora pelo rojo sintético o patrones de inspiración deportiva con incrustaciones de brillos, pailletes, panteras sobre tejidos joya, prendas que deslumbran en una mezcla de textiles que parecen imposibles, pero que funcionan. Una colección invernal, con mucha luz, en la que no faltan vestidos livianos, despegados del cuerpo, tan oversize como los abrigos y bombers que los cubren, metalizados y dorados.

Momento del desfile de las propuestas sensuales y dinámicas de Pedro del Hierro.

La apuesta de Pedro del Hierro es mucho más comercial. Minimalista y sensual Nacho Aguayo, su director creativo, propone sugerentes y contrapuestas siluetas, prendas livianas y ligeras, un armario veraniego confeccionado con buenos tejidos, de impecable factura. Su colección da importancia al vestido cola de ratón, ese modelo que, a priori, colgado de una percha, parece una trozo de tela, pero que sienta genial. Blancos rotos, beiges y tostados naturales conviven con un rojo puro en un cromatismo casi tan limpio como sus líneas.