El 9 de julio de 1947 el entonces principe danés y griego Felipe de Mountbatten pedía en matrimonio la mano de la princesa de Gales, Isabel, a su padre, Jorge VI.

El año próximo se cumplirían las bodas de brillantes de la petición y enlace de la soberana británica. La petición se hizo formalmente en julio para que fuera posterior al 21º cumpleaños de la entonces heredera

De puertas hacia fuera Isabel II no quiere mostrar un excesivo pesar por la pérdida de su esposo de quien ahora se ha recordado que en su anillo de compromiso grabó una mención que sólo conocía el matrimonio. La pieza está formada por un brillante principal de tres quilates rodeado de diez pequeños.

Felipe de Edimburgo fallecía el pasado 9 de abril a los 99 años poco antes de llegar a ser centenario.Su título de duque de la capital escocesa, uno de los principales títulos históricos de la Casa Real británica está causando un problema entre los hijos.

De forma tradicional dicho ducado se estimaba que recaería en el hijo menor de la familia, el príncipe Eduardo, como deseo además de la propia reina. Eduardo, conde de Wessex, siempre además ha tenido el comportamiento más discreto y leal de los vástagos del príncipe consorte.

El título le corresponde legalmente al príncipe de Gales, Carlos de Inglaterra y se entendía que el ducado escocés lo traspasaría a su hermano. Pero Carlos estudia reservarse la distinción y quedársela formalmente, según ha publicado el rotativo The Times haciéndose eco de fuentes cercanas al heredero. “El príncipe Carlos es hoy por hoy duque de Edimburgo y de él depende lo que suceda con el título”, ha expresado la fuente al periódico.

La intención del hijo mayor de Isabel II es incorporar ese título de forma activa y actuar en contra del deseo de su madre, lo que trasluce que existe un conflicto mayor entre madre e hijo en estos momentos, con una disputa familiar que se extiende a otros miembros.