Tras entregar uno de los premios en la gala de los Oscar el actor acudió a la fiesta organizada por Vanity Fair para celebrar la noche más importante para el cine. Lo hizo sin la compañía de su mujer, Penélope Cruz, que se quedó en España al cuidado de sus pequeños. Durante la noche el actor español mostró su lado más simpático y divertido, una faceta muy diferente de la imagen de hombre serio y distante que le persigue, sobre todo en nuestro país. En la fiesta se lo pasó en grande junto a Salma Hayek, una de las mejores amigas del matrimonio Bardem Cruz. Cuando abandonaron el local se encontraron en la puerta con un grupo de mariachis. Bardem no dudó en coger un micrófono y acompañó a los artistas cantando y bailando rancheras.