Pasarela

Rumbo a Miss Sevilla

A las nueve y media de la mañana estaban citadas las participantes del próximo certamen de Miss Sevilla. 22 chicas de entre 15 y 25 años -el tope son 27- entre las que se respiraba un ambiente distendido pero lleno de sueños por ser la próxima "guapa oficial" de la ciudad de la Giralda. Un escenario desde el que salieron, rumbo al estrellato, famosas como María José Suárez, Eva González o, referente para todas, la propia Raquel Revuelta.

"Una Miss debe tomarse su labor como una profesión", recomendaba Pedro González, director de moda de Doble Erre -agencia impulsora del evento-, a su expectante audiencia. "Estamos hablando de alguien que puede tocar todo un abanico de diversas posibilidades. Se sabe dónde empiezan pero no dónde pueden terminar y si no, fíjate en la baronesa Thyssen". ¿A quién no le apetecería, bajo un razonamiento tan aplastante, asumir el reto de luchar por el cetro de la belleza?

Ainhoa, quinceañera de Dos Hermanas, no se lo pensó. "Es una experiencia nueva y me gusta", declaraba presumiendo de un recién estrenado novio que le anima a seguir adelante. "Él también quiere presentarse a Míster", continuaba esta estudiante de cuarto de E.S.O. de la misma edad, 15 años, que Desiré Cordero, quien se considera poseedora de virtudes para defender su liderazgo. "Soy alta y tengo las medidas adecuadas: 85-65-95 pero, si hace falta, me quito los 5 centímetros que me sobren", comenta la entrevistada haciendo sonreír sus enormes ojos azules.

Otras pertenecen al grupo de las veteranas. De hecho, Virginia Labrador, por ejemplo, resultó segunda Dama de Honor en la pasada edición algo que, sumado a su licenciatura en Periodismo y su diplomatura en Turismo, le hace ver las cosas con otra perspectiva. "Es importante la cultura, saber expresarse porque, sin la cabeza amueblada, no tienes futuro en ningún sitio". Cierto. Y para eso precisamente está Inés García, coordinadora de las candidatas. "Llevan un mes preparándose", explica. "Se hacen ensayos del espectáculo, pruebas de vestuario o cortes de pelo. Aparte, se les enseña cómo depilarse mejor o cómo andar y, por supuesto, se les recomienda leer Escuela de modelos, de Pedro González", bromea García mientras extiende crema hidratante sobre las piernas de unas chicas que, a pesar del frío, posan, ataviadas con blusón y bañador. Bien sabido es que, "para presumir, hay que sufrir".

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