Polémica en la realeza europea

El romance prohibido de la princesa Amalia de Holanda

  • Varios medios europeos apuntan a un noviazgo con Gabriel de Bélgica, segundo hijo de los reyes Felipe y Matilde, aunque las leyes belgas no ampararían su unión.

Amalia de Holanda, en una imagen de archivo.

Amalia de Holanda, en una imagen de archivo. / Efe

La princesa Amalia, la heredera del trono holandés, está enamorada. A punto de cumplir los 18 años el próximo 7 de diciembre, la primogénita de los reyes Guillermo y Máxima de Holanda parece estar ilusionada con un príncipe, a tenor de un creciente y extendido rumor del que ya se han hecho eco varios medios europeos. El afortunado en ocupar el corazón de Amalia es nada más y nada menos que Gabriel de Bélgica, el segundo hijo de los reyes Felipe y Matilde.

Pero lo que podría ser un romance incluso conveniente para ambas monarquías es, en realidad, una relación prohibida por las leyes belgas, cuya constitución data de 1831. Aunque parezca algo impensable en nuestros tiempos, la norma sigue vigente y tiene su origen en la Revolución belga de 1830 por la que el país consiguió su independencia de los Países Bajos. A partir de entonces se instauró esta prohibición para que el trono belga –en este caso como reina consorte– no pudiera caer nunca en manos de un miembro de la familia real holandesa.

"La constitución de Bélgica prohíbe a los holandeses en la familia real"

Amalia de Holanda (centro), con sus padres, los reyes Guillermo y Máxima, y sus dos hermanas en un acto oficial. Amalia de Holanda (centro), con sus padres, los reyes Guillermo y Máxima, y sus dos hermanas en un acto oficial.

Amalia de Holanda (centro), con sus padres, los reyes Guillermo y Máxima, y sus dos hermanas en un acto oficial. / Efe

Esta ley ha estado a punto de ser derogada en varias ocasiones, en 1993, 2002 y 2003, aunque finalmente no se logró. Así que hoy por hoy, si Amalia y Gabriel estuvieran de verdad enamorados y quisieran casarse en un futuro, tendría que haber una enmienda constitucional en Bélgica para cambiar la norma. Al menos por parte de los holandeses, seguro que no habría problema. De hecho, incluso la heredera puede casarse si quiere con una mujer y seguir ostentando la corona, como últimamente se ha debatido en el parlamento.

El caso es que ya son varias publicaciones las que han apuntado en diferentes ocasiones que la heredera del trono de los Van Oranje tiene novio. La relación, al parecer, tendrían que llevarla a distancia ya que en estos momentos la princesa Amalia disfruta de un año sabático antes de iniciar sus estudios universitarios, mientras que Gabriel acaba de emprender sus estudios de Matemáticas y Física este curso en la National Mathematics & Science College de Warwickshire (Inglaterra).

El príncipe Gabriel con su madre, la reina Matilde de Bélgica. El príncipe Gabriel con su madre, la reina Matilde de Bélgica.

El príncipe Gabriel con su madre, la reina Matilde de Bélgica. / Efe

El primer medio en apuntar a este romance fue la web argentina Mendoza Post, que se ha referido al ‘novio secreto’ de Amalia, haciendo referencia de manera concreta al príncipe Gabriel. Una teoría de la que también ha hablado la revista alemana Gala, que insiste en que el amor entre ambos es una realidad, aunque ninguno de los dos citó a sus fuentes.

Los jóvenes, eso sí, tienen a favor la estrecha amistad entre ambas familias, que se conocen desde niños, el hecho que se lleven apenas cuatro meses de diferencia de edad, así como que Gabriel ha sido educado como hermano de la heredera, así que no le costaría aceptar un papel secundario en un hipotético matrimonio con la futura reina de los holandeses.

Las reinas Matilde y Máxima se saludan afectuosamente en una imagen de archivo. Las reinas Matilde y Máxima se saludan afectuosamente en una imagen de archivo.

Las reinas Matilde y Máxima se saludan afectuosamente en una imagen de archivo. / Efe

Eso sí, el experto en realeza Wim Dehandschutter duda de la veracidad de este noviazgo a pesar de la rumorología. Tampoco descarta que el tema institucional sea tan insalvable como parece. "La ley deja mucho espacio para la interpretación. Literalmente dice que los Orange están excluidos de cualquier poder en Bélgica. De esto concluyo que no se les permite gobernar. Pero no dice explícitamente que no pueden casarse", sostiene.

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