Muere el Loco de la Colina

¿Por qué ingresaron a Jesús Quintero en una residencia de Ubrique?

Jesús Quintero en una conferencia en la Universidad de Huelva, en 2008

Jesús Quintero en una conferencia en la Universidad de Huelva, en 2008

Jesús Quintero lo ha sido todo en la radio y la televisión en España. Redescubrió la radio de madrugada, más allá de la información deportiva, cuando en Radio Nacional se convirtió en El loco de la colina, formato que pasaría a la SER en el más emblemático programa producido en aquellos años desde Andalucía para toda España. Su intimismo, sus silencios, sus preguntas que podían abarcar la imaginación completa de su entrevistado, fueron su distintivo y se convirtieron en uno de los grandes espacios noctámubulos de la historia de la televisión en España. El perro verde en 1988 comenzó a culminar la leyenda de Jesús, 82 años le contemplan y muchas vivencias, algunas extremas, que le han llevado a una residencia para que reciba un correcto tratamiento diario.

Jesús Quintero fue ingresado en una residencia por su familia para que recibiera "la atención y el tratamiento adecuado para sus problemas de salud". En los últimos años, alejado de las cámara y sin programas con que contar pese a su insistencia de que su concepto seguía presente, acentuó su ritmo bohemio. En su localidad natal, San Juan del Puerto, deseaba poner en valor toda su trayectoria.

Jesús Quintero en la presentación de 'El Loco soy yo' Jesús Quintero en la presentación de 'El Loco soy yo'

Jesús Quintero en la presentación de 'El Loco soy yo' / Manuel Gómez

El periodista onubense, un icono fundamental en los medios españoles, que entrevistó a todas las grandes figuras de su tiempo y con un enfoque diferente a los demás, fue internado en la Residencia Nuestra Señora de los Remedios en la localidad gaditana de Ubrique. "Está arropado por sus familiares más allegados y recibe el tratamiento diario necesario para su recuperación", trasladaban desde la propia familia para revelar su situación.

Era necesario que estuviese atendido dada su avanzada edad. El pasado año falleció El Risitas, uno de sus personajes memorables, descubiertos del trajín en las calles sevillanas, presentado en su momento por otro nombre recordado como Perejil.

Hace más de un mes el periodista Jesús Melgar presentó un libro que reivindicaba la figura del comunicador, Quintero: el Loco.

El ingreso fue transitorio, precisaron los familiares: "en cuanto sus condiciones de salud lo permitan podrá regresar a su vivienda", señalaba en el comunicado en el que desean respeto hacia el querido comunicador.  Jesús Rodríguez Quintero nació el 18 de agosto de 1940 en San Juan del Puerto. Su estilo pausado de reflexiones y entrevistas comenzó a atisbarse a mediados de los 70 en un programa de Radio Nacional, Estudio 15-18, con Alfonso Eduardo Pérez Orozco, periodista sevillano que también falleció el pasado año.

Entre los personajes que pasaron por el memorable El perro verde, que se producía desde el centro territorial de Sevilla de TVE estuvieron Julio Iglesias, Rocío Jurado Lola Flores o Rafi Escobedo, inculpado del crimen de los marqueses de Urquijo y que se suicidó tras la entrevista. La Esmeralda de Triana o El Cojo Manteca fueron otros personajes insólitos para la televisión de entonces que aparecieron en este espacio.

Tras ser El lobo estepario en la radio y elaborar el espacio carcelario Cuerda de presos en Antena 3, en  Canal Sur Jesús Quintero vivió otra segunda edad de oro de popularidad y renovación de su formato bajo los nombres El vagamundo o Ratones coloraos. Su segunda incursión en TVE se cerró traumáticamente tras una censurada entrevista a José María García, con la persecución de quien era entonces primer prsidente de la corporación pública, Luis Fernández.

Pregonero del Carnaval de Cádiz (acuñó la frase "aquí hay que mamar"), empresario cultural, abrió el teatro de la calle Cuna de Sevilla, desde donde producía su programa en las últimas temporadas y  formatos como Paz en la tierra, con Paz Padilla, y programaba espectáculos de toda índole. En los últimos años tuvo incluso que vender su ático en la calle Placentines, desde donde tambuién había tenido una aventura como empresario radiofónico entre los años 80 y 90. 

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