Buena cara al mal tiempo. Los duques de Cambridge aterrizaron ayer en la base militar de Wellington para dar pistoletazo de salida a su viaje oficial por Oceanía, que durará tres semanas. El joven matrimonio, que ha viajado junto a su primogénito, el príncipe Jorge, pasará diez días en Nueva Zelanda; luego pondrá rumbo a Australia donde estará nueve días más. La familia, que fue recibida por Richard Walker, edecán del gobernador general de Nueva Zelanda, así como por el primer ministro, John Key, y su esposa, además de la alcaldesa de Wellington, Celia Wade-Brown, se mostró encantada con el caluroso recibimiento. Para nada les importó el viento y la lluvia que los acompañó durante buena parte del día. Pocos minutos después de su aterrizaje, los duques y su hijo pusieron rumbo a la Casa de Gobierno de Wellington donde tuvo lugar la ceremonia de bienvenida en su honor e hicieron el tradicional saludo maorí a a las autoridades allí presentes.
La princesa escogió para la ocasión un abrigo rojo con botonadura y sombrero del mismo color, un estilo retro que recordó a Jackie Kennedy. Completó su sofisticado look con un broche con forma de hoja plateado, un regalo a la reina Isabel II en su gira a Nueva Zelanda en la década de 1950. Catalina ha comenzado su viaje pisando fuerte en cuanto a estilismo se refiere y todo apunta a que lo seguirá haciendo. Según la prensa británica, la duquesa ha confiado su repertorio de trajes para esta visita oficial a los talleres de moda de Catherine Walker, que fueron los que vistieron a lo largo de 16 años a su suegra, la desaparecida y recordada Lady Di.
No obstante, si alguien acaparó las miradas ése fue el pequeño Jorge. El bebé, de sólo ocho meses de edad, enamoró a todos mostrándose, a pesar de su corta edad, muy tranquilo ante los aplausos y los fotógrafos. Para éste, su primer viaje oficial a Australia junto a sus padres, el pequeño vistió un pantalón corto blanco con jersey, camisa y zapatos a juego. La imagen del príncipe Guillermo junto a su esposa, que sostuvo en todo momento a su pequeño en brazos, recordó a la que treinta años atrás protagonizó el propio Guillermo, cuando sólo era un bebé de nueve meses, junto a sus padres, los príncipes Carlos y Diana, en el mismo punto del globo. También era su primer viaje oficial.
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