Pasarela

Sean Connery, el '007' que conquistó Marbella

  • El actor escocés vivió los mejores años de su vida junto a Micheline Roquebrune en la época de esplendor marbellí

  • Allí jugó al golf, disfrutó de la noche y se codeó con la 'jet set' del momento

Sean Connery y Micheline Roquebrune en una fiesta de cumpleaños en Marbella.

Sean Connery y Micheline Roquebrune en una fiesta de cumpleaños en Marbella.

Recientemente falleció en las Bahamas Sean Connery, uno de los mejores actores de la historia del cine. Nadie pudo llegar a su nivel en el papel de agente 007. George Lazemby, Timothy Dalton, Daniel Craig y Pierce Brosnan lo intentaron, pero ninguno superó la interpretación que condujo al fornido galán de origen escocés a lo más alto.

La muerte le llegó a los 90 años tras una vida de película, que compartió con dos mujeres mayoritariamente, y una especial conexión con la época dorada de Marbella. Allí conoció a su segunda mujer y el gran amor de su vida, Micheline Roquebrune.

Connery, con los barones Thyssen en una fiesta en Marbella. Connery, con los barones Thyssen en una fiesta en Marbella.

Connery, con los barones Thyssen en una fiesta en Marbella.

Antes de eso, mantuvo algunas relaciones sentimentales que no llegaron a buen puerto. Entre ellas, dos amores de juventud, la fotógrafa Julie Hamilton y la cantante Maxine Daniels. También se rumoreaba que tuvo algún que otro contacto con estrellas del cine como Úrsula Andress y Brigitte Bardot, con las que había trabajado. Como dato curioso ninguna de sus esposas igualaba en belleza a sus hipotéticos romances, lo que nos hace pensar que el corazón del actor iba más allá de una figura escultural.

Su primer matrimonio fue con la actriz británica Diane Cilento en 1962. La boda fue en Gibraltar con dos taxistas de testigos. Cilento, hija de un médico con título nobiliario, dejó a su marido para irse con Connery, a quien conoció cuando este vivía con Julie Hamilton. De su historia de amor nació Jason, el hijo de ambos. Su historia de amor duró hasta 1973. Detrás de la ruptura podría estar los recelos de ella, provocados por la popularidad alcanzada por Connery, que ya por aquella época era considerado un icono de la belleza masculina. Pese a ello, en la vida real era calvo y poco tenía que ver con el personaje que lo catapultó a la fama. Eso sí, transmitía una presencia impoluta, con una complexión atlética y con cierto estigma machista, tal y como se comprobó en algunas de sus opiniones.

El actor, en su casa de Marbella. El actor, en su casa de Marbella.

El actor, en su casa de Marbella.

El gran amor de su vida fue la pintora de origen franco marroquí, Micheline Roquebrune. Con ella contrajo matrimonio en 1975. De ahí hasta el final de sus días. Se conocieron en un campo de golf de Marbella, un deporte por el que ambos sentían devoción. Micheline, madre de tres hijos de una relación anterior, no tuvo descendencia con el actor. Para ambos fue un amor a primera vista. Nada más conocerse, y mientras Sean leía un periódico, ella se abalanzó sobre él y dieron rienda suelta a su amor de forma salvaje. Se comenta que estuvieron cuatro días encerrados en la habitación del hotel.

Comiendo paella con su segunda esposa. Comiendo paella con su segunda esposa.

Comiendo paella con su segunda esposa.

La pareja vivió sus mejores años en Marbella. En la ciudad costasoleña el actor adquirió la lujosa mansión Malibú, que antes había pertenecido al director cinematográfico Edgar Neville. Allí pasaron largas temporadas jugando al golf, disfrutando de las famosas noches de Marbella y siendo un anfitrión de lujo para los eventos de alto postín. Connery y su mujer asistían a las fiestas más importantes. Cuentan que era ella la que decidía cuando regresaban al chalé Malibú. Una de las personas más destacadas de su círculo de amistades era Jaime de Mora y Aragón, aristócrata y hermano de la reina Fabiola de Bélgica. Conoció el Marbella Club, mítico hotel de la ciudad malagueña, gracias al príncipe Alfonso Von Hohenhole.

Con Jesús Gil mantuvo una buena relación hasta que su forma de hacer política y los negocios inmobiliarios truncaron la tranquilidad de Connery en Marbella. El boom de la construcción que se inició en la etapa de Gil fue el desencadenante de la marcha del actor, que además se vio envuelto en el caso Goldfinger acusado de delitos contra la ordenación del territorio y fraude a la hacienda pública con la venta de su mansión. Finalmente quedaría archivada la causa y el actor cambió la Costa del Sol por las Bahamas.

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