ATRACO EN LOS BERMEJALES

Cinco años y medio de cárcel por el atraco a una clínica veterinaria

  • Absuelto un segundo acusado por falta de pruebas

La clínica atracada

La clínica atracada

La Audiencia de Sevilla ha condenado a cinco años y medio de cárcel a Juan Antonio R.V. por el atraco y secuestro en una clínica veterinaria de Los Bermejales, donde penetró a las 6:00 de la mañana con la cara tapada, amenazó y amordazó al único empleado que se encontraba en el local y le encerró en el cuarto de contadores.

Le acompañaba otro individuo no identificado. Por este atraco fue juzgado David B.H. pero el tribunal le dejó libre al día siguiente del juicio, en anticipo de una sentencia absolutoria que ahora se ha confirmado.

Los dos hombres llevaban la cabeza tapada con braga, gorras y  capucha, además de guantes para evitar ser identificados. Penetraron en la clínica “El podenco andaluz” a las 6 de la mañana del 16 de noviembre de 2017. Cuando se encontraron a un empleado que iniciaba su jornada laboral, le amedrentaron con un destornillador, le obligaron a tirarse al suelo y le ataron las manos y los pies con unas bridas. A continuación le encerraron en el cuarto de contadores y subieron a la planta superior, donde forzaron un armario y se apoderaron de 6.200 euros, medicamentos y un móvil.

También robaron el móvil del empleado y las llaves de su vehículo, que usaron para darse a la fuga. Unos días después dejaron abandonado el coche, pero previamente se apoderaron de una cartera con 400 euros, una caja de herramientas, ropa, una silla de niño y tres gafas de sol que el dueño guardaba en su vehículo.

Aunque los dos procesados negaron haber participado en el atraco, la  dueña del negocio, tras visionar las imágenes de la cámara de seguridad, identificó a Juan Antonio R.V. por su forma de andar, ya que meses antes había trabajado con ellos. 

Las pruebas contra él “son plurales y muy contundentes”, dice el tribunal: se encontró su ADN mezclado con el perfil genético de la víctima en dos de las bridas con las que fue maniatado, además de que apareció en la palanca de cambios del vehículo robado. 

Las bridas las traían preparadas los atracadores y no es cierto que fuesen las mismas que empleaba la clínica, que se guardaban en un sótano al que no tuvieron  acceso los autores del robo, según la sentencia de la Sección Cuarta de la Audiencia.

Tampoco es posible que el ADN de la palanca de cambios estuviese allí desde que el acusado trabajó en la clínica, pues no coincidió temporalmente con el dueño del turismo.

En cuanto al absuelto David B.H., la sentencia recoge que el único indicio contra él era la presencia de su ADN en una de las bridas utilizadas para atar a la víctima, pero tal prueba “no es suficientemente concluyente para enervar la presunción de inocencia que le ampara”.

En efecto, el acusado ofrece una explicación alternativa a la presencia de su ADN “que no resulta ni ilógica, ni completamente inverosímil” pues desde el primer momento declaró que se dedicaba a la venta ambulante de bridas, pilas y otros objetos de ferretería y que en diversas ocasiones le vendió al acusado Juan Antonio R.V. 

Junto a ello, la dueña del negocio dijo al visionar las imágenes de seguridad que, por su complexión, no creía que David fuese el segundo atracador.

La sentencia condena a Juan Antonio por delitos de detención ilegal y robo con intimidación, con la agravante de disfraz, a 5 años y 6 meses de prisión, la devolución de los 6.200 euros robados, el pago de los daños causados y la indemnización al empleados en 985 euros por los objetos robados en su coche y otros mil euros por el daño moral. 

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