La colmena

Magdalena Trillo

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Lo que Granada se juega el 4-M

¿Será Macarena Olona el 'quiebro' del bucle municipal? ¿Lo será la rectora? Hoy no son sus batallas, ¡a saber en 2023!

Macarena Olona, en su última visita a Granada.

Macarena Olona, en su última visita a Granada. / Jesús Jiménez / Photographerssports

Fue la moción de censura de Murcia como pudo ser un gesto incómodo o una declaración provocadora. Cuando se anunció el adelanto electoral en Madrid, la propia Díaz Ayuso reconoció que el acuerdo con Ciudadanos no tenía recorrido, que su relación con Aguado hacía aguas y, sobre todo, que se veía con posibilidades de reforzar su liderazgo sin descartar incluso alcanzar esa mayoría absoluta que empieza a convertirse en una rareza exótica del bipartidismo. Era su momento. Cualquier chispa hubiera hecho saltar el quebradizo acuerdo de gobierno entre PP y Cs en Madrid. Más aún si se trataba de desmontar el fallido intento de asalto al poder institucional que Inés Arrimadas y Pedro Sánchez empezaron a fraguar en Murcia entre tocados y animados por las elecciones catalanas del 14-F.

La política tiene de estrategia tanto como de oportunidad. De gestión del tiempo. El próximo martes, en una jornada laboral que también desmontará el mito (o no) de que toca votar en domingo, sabremos si lo de Ayuso ha sido visión maquiavélica o temeridad y si el salto de rana de Pablo Iglesias desde la vicepresidencia del Gobierno le dará para llegar a la Puerta del Sol o se quedará en formato de lateshow televisivo (en una especie de Al rojo vivo II). Para saber quién gana y quién coge el bastón de mando (aunque no les prestemos mucha atención, ahí siguen los catalanes deshojando la margarita de la gobernabilidad) y, sobre todo, para contar con un termómetro excepcional (mucho más fiable que la factoría del CIS) que nos diga cómo está la situación de fuerzas entre los dos grandes bloques de izquierda y de derecha. ¿Conseguirá Gabilondo hacer historia en mercadotecnia imponiendo el valor del candidato soso como contrapeso a la polarización? ¿Será el 4-M la puntilla para empezar a escribir la necrológica de Ciudadanos? ¿Un punto de inflexión para que Vox se transfigure un poco más entrando a gobernar en las instituciones?

Para Granada, la jugada de Díaz Ayuso habrá merecido la pena si logra sacarnos del bucle del 2+2. Si alguien mueve ficha y desata la tormenta (o brisa) que corresponda. Para poder comprobar con hechos, no con palabras ni especulaciones, si hemos avanzado algo en los vetos cruzados que la madrugada de la investidura en la Plaza del Carmen terminaron haciendo alcalde a Luis Salvador. Porque de eso se trata. Había tantos componentes personales en la ecuación de gobierno que se votó lo que se pudo. Así de sencillo. Y la pregunta que deberíamos plantearnos es si el tablero ha cambiado en estos dos años lo suficiente como para permitir un movimiento de fichas diferente. Más revelador aún: si realmente hay alguien capaz de tomar la iniciativa y asumir el desgaste de promover una moción de censura sin saber si hay agua en la piscina.

Pero mirando hacia adelante, no hacia atrás. Dejemos de desempolvar los wasap para construir el relato que más nos beneficie. Nos lo han repetido tantas veces que poco importa ya si es "la verdad" o simplemente una versión factible con tintes de veracidad. De su verdad. Porque todos tienen una.

¿Cambia algo? No hay nada firmado que invalide la foto de julio y sí una decisión de los partidos en Madrid sobre los acuerdos a los que se iba a llegar en los distintos territorios tras las municipales. ¡Como ha sido siempre! Como hemos visto, y sufrido, en cuarenta años de democracia y como estamos viviendo en cada convocatoria electoral. Los candidatos dan la cara pero con la mochila de sus partidos detrás ( y sí, todas las sedes, los centros de poder, están en Madrid). El viaje de los versos sueltos se acaba en cuanto el Juego de tronos sube de nivel.

Cierto es que no hay historia que se precie, ni la política se libra ya de la sofistificación del gaming, que no contenga un quiebro sorpresivo en el guion. Madrid ya tiene su Díaz Ayuso, con una onda expansiva por determinar, pero en Granada apenas si se ha movido la foto de las municipales de 2019. No más allá de multiplicar las rencillas y las líneas rojas. ¿Será el quiebro Macarena Olona? ¿Lo será la rectora? Hoy no, para ninguna de ellas es un objetivo la batalla municipal, ¡pero a saber en 2023!

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