La colmena

Magdalena Trillo

mtrillo@grupojoly.com

El aviso de las batas blancas

Marcha por la sanidad en Granada tras 10 meses de Gobierno del cambio, esta imagen no se improvisa...

Marcha por la sanidad en Granada tras 10 meses de Gobierno del cambio, esta imagen no se improvisa...

Spiriman no deja de ser un producto del (auto) márketing, tan víctima hoy de sus propios excesos como lo fue hace dos años cuando lideró las marchas por la sanidad más masivas que se han convocado en este país, pero no son ningún exotismo las causas de su cruzada.

Que más de 6.000 personas -diez mil según los convocantes- hayan vuelto a tomar las calles de la capital alertando del déficit, disfunciones y crisis en que continúa sumido el sistema andaluz de salud evidencia la complejidad del problema, la fragilidad de las (pretendidas) soluciones y la contumaz ineficacia de los planes de choque impulsados en estos diez meses de Gobierno del cambio.

Es verdad que estamos a sólo dos semanas de una convocatoria electoral, con un oportunismo de tacticismo político evidente, y que el propio aniversario de la llegada del Ejecutivo de Juanma Moreno a la Junta desdibuja el argumentario y las vehementes proclamas de los organizadores de la marcha. ¿Contra la "corrupción sanitaria, política y judicial"? Pero no podemos perder de perspectiva que son profesionales los que al final enarbolan las pancartas, los que sólo unos días después de la movilización de Granada protagonizaban en Sevilla dos jornadas de protesta a las puertas de sus hospitales de referencia y los que terminarán sumándose al otoño caliente que ya planea a nivel regional.

Granada se convierte de nuevo en la bandera de las marchas por la Sanidad y el médico Jesús Candel, a pesar de sí mismo y del descrédito y desgaste que supone su inacabable naufragio por los tribunales, consigue mantener no sólo su olfato mediático y popular sino también su capacidad de convocatoria y su liderazgo. Aunque no haya tenido la valentía de ponerlo a prueba presentando Justicia por la Sanidad como candidatura oficial a las elecciones generales del 10 de noviembre y se haya descolgado con una Plataforma Político Social Constituyente pidiendo el voto nulo -así lo explica en sus reincidentes vídeos de Youtube- para "tumbar el actual sistema" y acabar con la "partidocracia".

Es el aviso de las batas blancas. Hace meses que los expertos de las principales democracias se debaten sobre el nivel de enfriamiento de la economía global y la intensidad de la nueva recesión que ya apuntan las grandes cifras de la estructura macro sin que en Andalucía se haya podido revertir el impacto que la crisis de 2008 ha tenido en el pilar más sensible de nuestro Estado del Bienestar.

Más allá del maquillaje de las listas de espera en los hospitales y del nuevo "fraude" que esta misma semana ha denunciado el consejero Bendodo sobre la gripe -el gobierno socialista de Susana Díaz habría "inflado" los números con un millón de "vacunados fantasma" para "quedar bien con Madrid"-, lo que debería preocuparnos de la sanidad andaluza no son las estadísticas (maleables) sino la fortaleza misma de su funcionamiento, la situación de los profesionales, el nivel de cobertura, la calidad de la atención y la cartera de servicios.

Nos situamos, de nuevo, ante uno de los grandes interrogantes para los países desarrollados que siguen creyendo en una sanidad universal, gratuita y de excelencia: hasta qué punto es viable, hasta qué punto se puede avanzar en un modelo eficiente de gestión que no la conviertan en un agujero negro a nivel presupuestario y hasta qué punto puede competir con un sistema de asistencia privado que no deja de crecer. Así se ha puesto de manifiesto, por ejemplo, en el segundo Congreso Nacional de Ejercicio Privado de la Medicina que se acaba de celebrar en Sevilla: tendencia al alza y cifras récord en la firma de pólizas.

Se tambalea lo global y se resquebraja lo local. Los médicos y enfermeros de los grandes hospitales de Granada y Sevilla han denunciado esta misma semana que no se está cumpliendo el compromiso en la cobertura de bajas, que apenas se ha avanzado en el compromiso de contratación estable y que poco se sabe de las promesas del PP de ampliar la plantilla del SAS con más de 1.200 sanitario y 500 millones de inversión: "Lo que estamos viendo son recortes y una sanidad pública a la deriva".

En el caso concreto de Granada, los sindicatos sanitarios ponen el foco más preocupante en el Hospital Virgen de las Nieves, con hasta 181 bajas de profesionales sin cubrir, y advierten de que la situación será crítica por el impacto que supondrá en las listas de espera y porque terminará comprometiendo la calidad misma de la asistencia en uno de los momentos más complicados del año desde el punto de vista asistencial.

Lo que denuncian los sindicatos lo corrobora el Sindicato Médico Andaluz cuando, en paralelo a las movilizaciones, se ha visto obligado a romper las negociaciones con la Consejería de Salud, frustrados y "decepcionados" porque ninguna de las mejoras comprometidas se recoge en el proyecto de Presupuestos de 2020. Ni equiparación salarial, ni aumento de las retribuciones por guardias ni mejoras en la situación laboral de los facultativos.

Diez meses de Gobierno del cambio parece que están siendo suficientes para asumir la dificultad del cambio. Son los hospitales, son las consultas de especialidades y son los centros de salud de Atención Primaria. Es, en definitiva, esa "gran ballena" que a modo de Leviatán, de "monstruo que todo lo engulle y nunca duerme", se ha convertido ya en el quebradero de cabeza del consejero de Hacienda. Tanto es así que Juan Bravo ha tenido que acceder a movilizar 234 millones para pagar las nóminas del personal del SAS. Ya no hablamos de ampliar y mejorar, se trata de un déficit sistémico y de un agujero capaz de comprometer al resto de consejerías.

Desde el inesperado vuelco electoral del 2 de diciembre del año pasado, a más de un dirigente del PP se le ha escuchado advertir que "un régimen acaba cuando los médicos y los profesores se echan a la calle". Se refieren, por supuesto, a la caída del PSOE y a las razones últimas de su salida de San Telmo tras casi 40 años de gobierno socialista. Bien. Pero la marea blanca ya está (otra vez) en la calle y el relato de la "herencia recibida" se ha quedado sin crédito.

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