El Pato Lucas nos representa más que los alegres enanitos que van cantando tan felices a picar a la mina.

Debemos ponernos en guardia ante las grandes mentiras que pretenden construir la memoria bajo criterios ideológicos.

En democracia la calle es el lugar común, sea para una procesión, una manifestación o una maratón popular.

Sería muy recomendable que recuperáramos las formas para dar un sentido más mesurado y empático a la convivencia.

Asistimos diariamente a debates inútiles e ineficientes en los que cada parte se encastilla en sus ideas.

Por encima de las consideraciones legales y hasta de los derechos, debe primar la ética.

Si no hay capacidad real de ejercerlas, la libertad y la igualdad quedan reducidas a declaraciones de intenciones.