María Toledo | Cantante

"El flamenco se aprende"

  • María Toledo graba para IBS Classical 'El amor brujo’ y las ‘Siete canciones populares españolas’ de Falla

María Toledo ha grabado por primera vez música de Falla

María Toledo ha grabado por primera vez música de Falla / Cuco Cuervo

Formada como pianista y cantante, María Rodríguez del Álamo, de nombre artístico María Toledo, porque nació en la capital imperial en 1983, tenía ya seis discos a sus espaldas cuando le llegó la ocasión de hacer su primer registro clásico, un álbum que acaba de publicar IBS Classical (no llegará a las plataformas digitales hasta el 4 de febrero) con El amor brujo y las Siete canciones populares españolas de Falla.

–¿Cómo concibe una obra como El amor brujo, escrita en realidad para una orquesta clásica y una voz de mezzosoprano?

–Respetando mucho lo que dejó escrito Falla. Tú puedes ser muy flamenca y llevar muy bien el soniquete y todo lo que tú quieras, pero la partitura es lo que es, y si no la sigues te cargas a la orquesta. Tienes que entrar cuando lo dice la partitura. Y si hay una negra con puntillo que ha puesto Falla ahí, tienes que hacerla. Ese fue el motivo por el que pienso que me llamaron tanto para hacer El amor brujo, porque sigo la partitura, pero sin perder el punto de flamencura. No es fácil unir las dos cosas. Tienes que ir a tu aire, pero dentro de la pauta de la orquestación de la obra.

–¿Recuerda cuándo fue su primera vez?

–Fue con Josep Pons en Glasgow. Él es un erudito, que conoce extraordinariamente bien la obra, y la aprendí con él. En España la hice por primera vez en el Auditorio Nacional.

Falla 1915 - María Toledo Falla 1915 - María Toledo

Falla 1915 - María Toledo

–¿Y cómo llegó a esa primera vez? ¿Mucho respeto?

–Él me esperaba para una prueba con piano. Yo me lo había estudiado como nada en mi vida. Se sorprendió porque yo llegué con mi partitura, y me dijo: ‘Nos vamos a entender perfectamente’. Y a partir de ahí nunca ha dejado de llamarme, salvo que le hayan impuesto a otra solista.

–¿Cómo prefiere que la llamen, cantautora, cantaora, cantante?

–No sé si ecléctica es la palabra que mejor me define. Es difícil encasillarme. Si tuviéramos que entrar en un supermercado, yo no me pondría en ninguna sección, mejor al lado de la caja, junto a las pilas. Desde luego, me siento cantautora porque compongo mis propias canciones, pero soy también cantaora, por supuesto.

–¿Y a la hora de diseñar sus espectáculos tiene muy en cuenta el estilo?

–Hacer El amor brujo es para mí algo distinto, y eso sí requiere una especial concentración, de saber dónde estoy situada. La actitud es distinta de cuando estoy cantando mi último disco, que son rancheras flamencas. En los seis discos he hecho lo que me apetecía, sin ataduras, sin pensar si esto es más o menos flamenco. Me siento al piano, lo que sale, que me gusta, me lo quedo, que no, ya puede ser la cosa más flamenca del mundo, que no, no me dejo llevar por corrientes ni por modas. Mira qué cosa tan curiosa ha pasado, que esto de las rancheras lo hice porque me apetecía, una deuda que tenía pendiente con México, y ahora de repente todo el mundo está cantando rancheras. No sé, qué casualidad, estaba muerto, no se hacía nada. No me dejo llevar por modas.

"Hay también algunos festivales muy ortodoxos en los que quieren flamenco ortodoxo y entonces ofrezco un recital que se llama Encuentro flamenco"

–Con las rancheras flamencas estuvo en el Maestranza en octubre. ¿Qué otro tipo de programas hace ahora?

–Sólo estoy girando ahora con ese programa salvo cuando me llaman para El amor brujo. Hay también algunos festivales muy ortodoxos en los que quieren flamenco ortodoxo y entonces ofrezco un recital que se llama Encuentro flamenco, que voy a hacer también en el Auditorio Nacional en abril.

–Es que usted ganó importantes premios de flamenco ortodoxo...

–Soy muy abierta musicalmente: me puedes ver lo mismo cantando música clásica que con un grupo de músicos persas, que es algo que me gusta mucho. Lo que me importa es la calidad, me da igual de donde venga.

–¿Y esa calidad ha crecido en el mundo flamenco desde que ha empezado a entrar en los conservatorios o piensa que no era necesario?

Lo veo como una oportunidad. Yo vi cómo a mi profesor de flamenco, que era un guitarrista excepcional, le quitó el puesto uno que tocaba bastante peor que él, pero tenía un título, y yo no quiero que eso siga sucediendo, porque hay flamencos muy formados que con la titulación tendrían acceso a muchos más trabajos, porque tienen esa capacidad de tocar y de enseñar. Si para entrar en algunos sitios es necesario el título, pues vamos a por el título. Como vivimos en el país de la titulitis y no lo vamos a cambiar, adelante, vamos a por el título, y no significa que por entrar en el Conservatorio estemos encorsetando al flamenco, que siempre será un arte libre. Necesitamos maestros. Yo sin maestro no cantaría flamenco. El flamenco se aprende.

La Bilbao Sinfonietta grabando a Falla La Bilbao Sinfonietta grabando a Falla

La Bilbao Sinfonietta grabando a Falla / Unai FF

–Se ha hecho ya bastante habitual escuchar El amor brujo en las voces flamencas, pero las Canciones no tanto, y orquestadas como aquí no se habían grabado.

–Se han orquestado las canciones por primera vez con la misma orquesta que Falla destinó al Amor brujo, es una orquestación muy compleja. Son muy difíciles de cantar; ahí sí que me puse un poco nerviosa. Las canciones del Amor brujo las ves venir, por lo menos yo, será que lo he hecho tantas veces, y aunque entrara mal en algún sitio me recuperaría, pero tú entras mal en la jota y ya no hay marcha atrás o en el Polo... el Polo es dificilísimo. Son además siete canciones muy variadas, cada una con su punto. Aunque sean melodías que muchos reconocemos, el público ha asumido una versión que no es la de la partitura, porque yo toda la vida he escuchado la nana mal, y a la hora de aprenderlas hay que olvidar todo lo que escuchaste en casa. Me ha costado mucho.

–El disco tuvo una primera presentación en Bilbao a finales de año, ¿no? 

–El 28 de diciembre hicimos en Bilbao una presentación en un concierto benéfico por La Palma, pero hay que empezar a moverlo cuando a principios de febrero llegue a las plataformas.

–¿Cómo fue la grabación?

–Lo hicimos todo en directo con el auditorio vacío. Las tomas fueron completas. Paco Moya lo ha hecho sonar de forma increíble, me encanta. Y la selección de los músicos para esta Bilbao Sinfonietta fue estupenda. En Falla no vale con tocar bien, eso se da por hecho, hay mucha gente que toca muy bien. Lo más importante es darle ese carácter que requería Falla, ese ímpetu, ese arrebato. Y eso Iker [Sánchez Silva] y la orquesta lo han conseguido absolutamente. Yo al menos así lo he sentido. 

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