Seguridad Vial

La DGT prefiere hacer más controles de alcohol y drogas antes que subir las penas

  • Según Pere Navarro, director de este organismo, lo importante es que no haya sensación de impunidad y para ello es necesario aumentar los controles  y la vigilancia.

La DGT prefiere hacer más controles de alcohol y drogas antes que subir las penas

La DGT prefiere hacer más controles de alcohol y drogas antes que subir las penas

El director general de Tráfico, Pere Navarro, se ha mostrado más partidario de aumentar los controles de alcohol y drogas en la carretera que de endurecer las sanciones por estas infracciones.

"No tengo claro que la solución sea subir las penas. En algún momento es posible que haya que hacerlo, pero no somos partidarios", ha insistido Navarro en la rueda de prensa de presentación de la memoria del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses sobre las víctimas mortales en accidente de tráfico en 2017.

Cree el máximo responsable de la DGT que lo importante es que "no haya sensación de impunidad" y, para ello, es necesario aumentar los controles y la vigilancia para que pueda rebajarse el porcentaje de fallecidos que en la autopsia dieron positivo a alcohol y/o drogas.

Ha reconocido que a veces "se banaliza" el riesgo que supone ponerse al volante tras haber bebido alcohol y, respecto a las drogas, ha recordado que a 14 kilómetros de España está Marruecos, el primer productor del mundo de hachís, de un estupefaciente que pasa por nuestro país.

"Perseverar, perseverar y perseverar", ha enfatizado Navarro antes de indicar que la estrategia de la DGT es incrementar los controles "hasta donde sea posible", porque es una "prioridad".

En la actualidad se realizan unos 5 millones de controles  de alcohol en las carreteras, en tanto que de drogas ascendieron en 2017 a algo más de 90.000.

También ha precisado que Tráfico quiere poner el foco en los reincidentes, con el objetivo de sacar de la carretera a los que beben y consumen droga, que es lo único que puede hacer la DGT.

Durante su intervención, Navarro ha recordado las cifras de siniestralidad vial y ha resaltado que el 46 por ciento de los víctimas mortales pertenecen a los colectivos más vulnerables: motoristas, ciclistas y peatones.

Si esto sigue así, ha subrayado, en dos o tres años estas muertes superarán las que se producen en vehículos de cuatro ruedas.

Mientras, el fiscal coordinador de Seguridad Vial, Bartolomé Vargas, ha alertado del problema de salud pública que supone el consumo de alcohol y drogas, pero también el de psicofármacos. "Se toman muchos ansiolíticos y antidepresivos", ha recalcado.

El alcohol y las drogas, muy presentes en los accidentados

El 42,1 por ciento de los conductores fallecidos el año pasado en accidente de tráfico y el 34,3 por ciento de los peatones muertos por atropello había consumido alcohol, drogas o psicofármacos, según la memoria del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses dada a conocer.

Unos datos que, en el caso de los conductores, muestran una reducción de un punto con respecto a 2017, aunque estos índices se mantiene más o menos inalterables desde 2011, si bien en los peatones se ha producido una ligera subida de tres puntos, aunque ese 34,3 por ciento es uno de los más bajos de los últimos seis años.

La memoria ha sido presentada por la directora del Instituto, Dolores Moreno, y la directora general de Relaciones con la Administración de Justicia, Esmeralda Rasillo, acompañadas del fiscal de Seguridad Vial, Bartolomé Vargas, y el máximo responsable de la Dirección General de Tráfico (DGT), Pere Navarro.

De las 884 autopsias practicadas en el Instituto a fallecidos en accidente de circulación se desprende un dato que ha llamado la atención a los responsables del estudio: el 75,8 por ciento de los conductores que dieron positivo a alcohol arrojaba una tasa altísima, superior a 1,2 gramos por litro de sangre.

En el caso de los peatones, aún es más llamativo, ya que ese porcentaje se eleva hasta el 85,2 por ciento.

Según se extrae del informe, el perfil del conductor que ha dado positivo en las pruebas del Instituto es el de un hombre de entre 25 y 55 años, que manejaba un turismo y que había consumido alcohol, cannabis o cocaína.

Mientras, el perfil del atropellado es también el de un hombre, mayor de 50 años y que ha consumido fundamentalmente alcohol.

El 90 por ciento de los 651 conductores muertos a los que se les hizo la autopsia eran hombres y solo el 10 por ciento mujeres. La mayoría de ellos conducía un coche (345), seguido de motocicleta (217), camión (35) bicicleta (25) y furgoneta (14)

La memoria revela que los hábitos de consumo se han mantenido iguales en la última década y, así, el 66,4 por ciento de los casos analizados dio positivo en alcohol, el 37,6 en drogas y el 26,6 en psicofármacos.

Asimismo, la droga más detectada fue el cannabis (58,3 %), seguida de la cocaína (50,5 %). En el análisis de consumos asociados se ha comprobado que la mayor prevalencia fueron alcohol y cocaína (7,6 por ciento) y de alcohol y cannabis (6,9 %).

Respecto a los peatones, se realizó la autopsia a 143 atropellados, con una edad superior a 50 años en el 74 por ciento de los casos. Algo más de la mitad (55 %) había ingerido alcohol, un 31 % drogas y un 41 % psicofármacos.

El informe aporta datos desde 2011, año en el que el 45 por ciento de los conductores fallecidos había consumido ese tipo de sustancias. El pico más alto se registró en 2102, con un 47 por ciento, mientras que al año siguiente bajó hasta el 43 %; en 2014 aún descendió más, hasta el 39 %, y a partir de esa fecha se ha mantenido en el 43 %, con un disminución de un punto el pasado año.

Ya en el caso de los peatones, el ejercicio con un porcentaje más alto de positivos fue también 2012, con un 51,2 por ciento, en tanto que el más bajo correspondió a 2016, con el 31,7 por ciento.

Tanto Pere Navarro como Bartolomé Vargas han resaltado el grave problema que para la seguridad vial y para la salud pública supone que todavía haya ese porcentaje de personas que se ponen al volante con droga y alcohol o se exponen en la vía pública a ser arrollados.

Por ello, han abogado por tomar conciencia de este problema y no banalizarlo, porque, en palabras de Vargas, se trata de una "plaga", de una "epidemia" en la conducción.

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