La producción y venta de coches eléctricos e híbridos se encuentra cada vez más en auge. La transición hacia una movilidad sostenible es un reto que todos los países del mundo deben cumplir para preservar las condiciones ambientales de sus espacios. 

En España, sin embargo, la media de edad de los vehículos en es de 13,1 años y el 63,7% de los turismos tienen más de diez años, según el informe anual de la ANFAC (Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones).

Cuantos más años tenga un vehículo, más será su capacidad de contaminación. Es por ello que, aquellos conductores que posean un coche de más de 10 años, deben tener especial cuidado con los niveles de contaminación que produzca. 

Estos conductores deben estar especialmente atentos a la luz de anticontaminación que se encuentra sobre el panel o el salpicadero el automóvil. Los gases de escape de los vehículos contienen grandes cantidades de monóxido de carbono, uno de los gases que más se acumula y contamina la atmósfera. De modo que, si el vehículo desprende humo en exceso con olores fuertes y desagradable, es muy posible que el piloto luminoso anticontaminación haya comentado a brillar para indicar que algo no va bien. 

Otro de los síntomas que podría experimentar el vehículo es una pérdida de potencia. El motivo es que los motores de los vehículos están equipados con sensores que aportan información al ordenador para que este último gestione y optimice el funcionamiento del motor con el objetivo de que el sistema de anticontaminación cumpla con las normas. En este sentido, si alguno de estos sensores falla, el ordenador integrado del coche encontrará una estrategia para cumplir con la norma de contaminación programada y, por tanto, perderá potencia en el intento. 

¿Cómo reducir la contaminación de nuestro vehículo?

Drenar el aceite del motor y reemplazar regularmente todos los filtros es una de las formas más eficientes de mantener el sistema de control de contaminación. Esto se haría a través de un mantenimiento adecuado del filtro de aceite, del aire, del combustible y de las bujías de aquellos motores que funcionan con gasolina.

Aquellos a los que ya se le haya encendido la luz de anticontaminación y, por tanto, no tengan mayor alternativa, deben consultar la Unidad de Control del Motor empleando para ello una herramienta de diagnóstico. También puede, y quizá en muchos casos es lo más recomendable, consultar directamente a un experto.