Mundiales en el recuerdo

1958, la aparición de O Rei y el bombo británico

Pelé, emocionado entre Orlando y Gilmar.

Pelé, emocionado entre Orlando y Gilmar.

Los 13 goles de Just Fontaine, la presencia en el bombo de las cuatro selecciones británicas, la ausencia de las bicampeonas Italia y Uruguay… Cualquier cosa que ocurrió en el Mundial de Suecia en el 58 quedó empequeñecida ante la verdadera gran noticia de ese torneo: la aparición de Edson Arantes do Nascimento, Pelé, el considerado durante más de una década el mejor jugador del mundo, el único futbolista de la historia que tiene tres títulos mundiales. Simplemente O Rei.

Pelé tuvo que esperar hasta el tercer partido, ante la URSS de Yashin, para estar en el equipo titular -le cerraba el paso otro jovencito de nombre Mazzola que haría carrera en Italia como Altafini-, pero desde entonces la suya fue una carrera sin freno hacia la gloria. El gol que dejaba fuera a Gales, tres tantos a la Francia de Kopa y Fontaine en las semifinales y otros dos a la anfitriona Suecia en la final llevaron al futbolista de Minas Gerais a una cima de la que no se bajaría hasta los primeros años 70. Didí, que posteriormente no cuajaría en el Real Madrid, fue elegido el mejor jugador, pero el Mundial de Suecia fue el de Pelé.

Pelé empezó el Mundial de suplente de Altafini pero cuando por fin jugó no se bajó de la cima

Por lo demás, en Suecia se dio un hecho que no ha vuelto a repetirse: la presencia de las cuatro selecciones del Reino Unido entre las finalistas, lo que provocó que en el sorteo se configurara un bombo exclusivamente británico. De ellas, Inglaterra, con la primera aparición de Bobby Charlton en un Mundial junto a veteranos del 50 como Billy Wright y Finney, no pasó de la primera fase en un grupo donde figuraba Brasil y Escocia apenas pudo sacar un punto ante Yugoslavia. La sorpresa corrió a cargo de Irlanda del Norte y Gales, dos debutantes sin pedigrí ninguno que llegaron a cuartos.

Los norirlandeses sorprendieron dominando un grupo en el que figuraba la vigente campeona, Alemania, y mostraron al mundo a jugadores como Harry Gregg, el portero del Manchester United que unos meses antes, el 6 de febrero, había sobrevivido a la tragedia de Munich, y Billy Bingham, seleccionador de Irlanda del Norte en los otros dos Mundiales que ha disputado, en el 82 y el 86.

Aquel equipo diría adiós en cuartos con una derrota ante Francia por 4-0 y también en cuartos se acabó la aventura de Gales. Jimmy Murphy había ahormado un buen equipo en torno a John Charles, el Gigante Bueno que formó un tridente de lujo en la Juventus con Sívori y Boniperti, tras pasar una década en el Leeds United, y en el que también destacaban Cliff Jones, una institución en el mejor Tottenham de la historia e internacional durante 15 años, e Ivor Allchurch, que marcó dos de los tres tantos de la selección en Suecia. Pero, tras dejar fuera a una Hungría en la que los supervivientes del 54 (Boszik, Hidegkuti, Budai o Grocsics) eran ya demasiado veteranos, en su camino se cruzó Brasil y, con Charles ausente por lesión, no hubo nada que hacer. Nadie del bombo británico estaría en las semifinales.

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