Tensión en las agencias federales

Biden ve "vergonzosa" e inútil la obstrucción de Trump

  • Afirma que la reacción del presidente será una mancha en su legado

  • El director de delitos electorales dimite tras obligarlo a investigar los comicios

Varias personas protestan ayer fuera del Tribunal Supremo en Washington a favor del 'Obamacare'.

Varias personas protestan ayer fuera del Tribunal Supremo en Washington a favor del 'Obamacare'. / MICHAEL REYNOLDS / Efe

El presidente electo de EEUU, Joe Biden, tachó ayer de "vergonzoso" que Donald Trump se niegue a reconocer la derrota y pronosticó que eso será una mancha en el legado de su predecesor, pero no dificultará el proceso de transición. En su primera rueda de prensa desde que se confirmó el sábado su victoria en las elecciones de EEUU, el demócrata criticó la postura del mandatario saliente, quien no admite que perdió los comicios y sigue enzarzado en una fútil estrategia legal para disputar el resultado en varios estados clave. "Simplemente creo que es vergonzoso, para ser muy franco. No ayudará al legado del presidente (Trump)", dijo Biden.

Preguntado por si tenía un mensaje para Trump, respondió: "Señor presidente, espero hablar pronto con usted". Sin embargo, Biden opinó que la negativa de Trump a reconocer la derrota "no tendrá muchas consecuencias" en el proceso de transición, y que él podrá desarrollar sin problemas los preparativos para su llegada al poder, prevista para el 20 de enero de 2021. "Vamos a hacer exactamente lo mismo que estaríamos haciendo si él hubiera reconocido" la derrota, afirmó.

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Aseguró que podrá arreglárselas sin tener acceso a información clasificada de Inteligencia, como es la tradición para todos los presidentes electos, algo que describió como "útil" pero no imprescindible, porque todavía no tiene el poder necesario "para tomar decisiones sobre esos asuntos".

Biden no confirmó las informaciones de prensa que indican que su equipo estudia medidas legales para sortear el bloqueo impuesto por Trump al equipo de transición. También afirmó que tiene los fondos necesarios para hacer frente al proceso sin la ayuda de la Administración de Servicios Generales (GSA), un organismo que depende del Gobierno federal. La certificación rutinaria del ganador de las elecciones por parte de la GSA, que aún no ha reconocido la victoria de Biden, permite al equipo del presidente electo acceder a recursos y a las agencias gubernamentales para preparar la transición.

La negativa a aceptar la derrota de Trump abre un escenario caótico en EEUU con el Departamento de Justicia respaldando las denuncias infundadas de fraude electoral, mientras sigue bloqueada la cooperación con el equipo de transición de Biden.

Trump sigue parapetado bajo un muro de acusaciones sin evidencia. "Estamos haciendo grandes progresos. Los resultados empezarán a llegar la próxima semana. Volvamos a hacer grande a EEUU", escribió Trump en Twitter sin ofrecer detalles al respecto.

Aunque en un principio los republicanos habían optado por el silencio, poco a poco los líderes del partido han ido ofreciendo un apoyo matizado a las denuncias del mandatario. "El presidente está 100% en su derecho de investigar las acusaciones de irregularidades y sopesar sus acciones legales", aseguró Mitch McConnell, líder de la mayoría republicana en el Senado la noche del lunes durante una intervención en el Senado.

McConnell se abstuvo de reconocer las proyecciones de los medios que otorgan la victoria a Biden en los comicios.

Ante la inusual situación, la agitación interna en las agencias federales es más que evidente. Pocos minutos después de que el fiscal general de EEUU, William Barr, ordenase investigar el supuesto fraude en los comicios presidenciales, el director de delitos electorales del Departamento de Justicia, Richard Pilger, anunciaba su dimisión inmediata.

"Habiéndome familiarizado con la nueva norma lamentablemente debo renunciar a mi cargo como director de la División de Crímenes Electorales", anunció Pilger, en una comunicación interna filtrada a medios estadounidenses. Además, lamentó que la orden de Barr "deroga una norma de 40 años de no interferencia (federal) en investigaciones de fraude electoral durante el periodo anterior al de certificación de las elecciones". Barr había criticado el rol de la división de Pilger y había obligado a todos los fiscales del Departamento de Justicia a investigar supuestas irregularidades en las pasadas elecciones presidenciales antes de que los resultados sean definitivos.

Si bien Biden consideró oportuno dar unos días a la Administración Trump para que asimilase la derrota, poco a poco la campaña del presidente electo ve crecer su inquietud ante la postura beligerante del mandatario.

"Creemos que ya ha llegado el momento de que la directora de la GSA certifique con rapidez a Joe Biden y Kamala Harris como presidente y vicepresidenta electos", indicó un asesor de Biden en una llamada telefónica el lunes.

Esta certificación es necesaria para que la mecánica de la transición comience a operar, al otorgar acceso a miembros del equipo del presidente electo a información gubernamental y que puedan establecer contacto con los funcionarios de las agencias federales.

La campaña del mandatario saliente y el Partido Republicano han interpuesto más de una decena de demandas -algunas ya retiradas- en varios estados denunciando supuestas irregularidades, pero aunque esos casos fuesen ciertos no parecen ser suficientes para revertir el resultado.

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