Batalla al narcotráfico La muerte de Beltrán Leyva es el principal éxito, hasta ahora

México, una guerra a la deriva

  • La violencia bate récords este año con más de 7.200 víctimas, las críticas a Calderón, también y los ataques de los narcos se mezclan peligrosamente con el terrorismo

Puede parecer que México está acostumbrado a la violencia, con más de 7.200 asesinatos en 2009. Pero depende. El 15 de septiembre de 2008 cuando los habitantes de Morelia (Michoacán) celebraban el Día de la Independencia, los narcos lanzaron su primer ataque indiscriminado contra la población civil en pleno centro. Mataron a ocho personas, hirieron a más de cien y conmocionaron a todo el país. Las reglas no escritas del crimen organizado se habían roto.

¿Terrorismo? Más de un año después ese temor regresa con el aumento de los ataques que ponen en peligro a civiles y el auge de los secuestros y extorsiones. Los expertos coinciden en que hace falta corregir la estrategia lanzada por el presidente Calderón en 2006 basada en el despliegue de 45.000 soldados y 20.000 policías federales, una guerra a la deriva en la que cada vez menos confían.

Hace unos días, La Familia Michoacana lanzó seis ataques simultáneos en diversas ciudades de Michoacán. La novedad era que entre los objetivos había varios hoteles donde se alojaban policías federales, entre otras personas. Un civil murió y dos resultaron heridos. En otro ataque con granadas en Morelia el pasado martes la víctima fatal fue una niña de tres años. Actos similares tuvieron lugar en zonas transitadas de Sonora.

"Es posible que el narcotráfico esté dando un giro", asegura el periodista Francisco López Guido, 40 años en La Voz de Michoacán. El representante de la oficina de la ONU contra la Droga y el Delito, Antonio L. Mazzitelli, habla más claro: los cárteles están recurriendo a actos de terrorismo porque no tienen otra opción para tratar de obligar a la población civil, y en particular a las autoridades, a pactar con ellos.

La intensidad de esta guerra -tal y como la califica Calderón- aumenta al igual que el miedo. Más de 6.000 comerciantes han huido de las zonas más calientes y en un pueblo dimitieron todas las autoridades por la presión de los narcos y el Ejército tuvo que asumir el control.

La creciente crueldad de algunos actos (decapitaciones, exposición de cadáveres con notas amenazantes o signos de torturas) y las cifras (16.500 muertos desde 2006) alimentan estos temores. Y el que entre los 7.200 asesinados este año haya sicarios, narcos y militares pero también testigos protegidos, periodistas, mujeres, estudiantes, niños…

El argumento oficial es que el aumento de la violencia se debe al éxito de la estrategia del Gobierno, que tiene a los narcos cada vez más acorralados. Y esta semana Calderón pudo presentar a los mexicanos su mayor triunfo: el cadáver de uno de los grandes, Arturo Beltrán Leyva, el Jefe de jefes, uno de los líderes del cártel de Sinaloa. El simbolismo del personaje no acalla las críticas y las autoridades optan por advertir que la situación empeorará.

Las dudas llegan de todas partes. En EEUU, el más firme aliado de México, ya se manejan documentos (publicados por la revista Proceso) en los que se cuestiona la fortaleza del Gobierno y se habla de un eventual "Estado fallido" aunque Washington reitera casi a diario su apoyo a Calderón. Y un ex líder del partido del presidente, el PAN, Manuel Espino, no duda en calificar la guerra de "fallida" porque la presencia del Ejército es solo "escenográfica" y en vez de inhibir ha estimulado las conductas criminales.

Datos como que México descendiera 17 puestos en las listas de corrupción y sea el único país de la región donde no disminuyó la pobreza, alimentan la inestabilidad. Así como que la mexicana sea la quinta mayor delincuencia organizada del planeta infiltrada en el 78% de los sectores económicos del país, según uno de los mayores expertos en el tema, el profesor Edgardo Buscaglia.

El académico denuncia también la falta de estrategias sociales y la poca efectividad de la Justicia (de los más de 50.000 detenidos desde 2006 sólo en un 1,8% de los casos se han ejecutado las sentencias) mientras que el Instituto Federal Electoral acaba de alertar del riesgo de que los narcos financien a candidatos (en mayo arrestaron por presuntos vínculos con La Familia a 28 funcionarios michoacanos: alcaldes de todos los partidos, el fiscal general, policías e incluso el hermanastro del gobernador).

No hay soluciones fáciles. Algunos piden el repliegue del Ejército pero son más los que instan a un cambio en su papel. Otros proponen abiertamente un pacto de no agresión con las mafias como el que hubo en tiempos del PRI o hablan de legalizar las drogas. Pero las ideas más generalizadas pasan por combatir con fuerza la corrupción (todos hablan pero ello pero nadie inicia la limpieza) y por asfixiar financieramente a las organizaciones criminales, iniciativas que Calderón apoya pero es incapaz de poner en marcha.

"El presidente se equivocó desde el principio con su guerra", comenta el periodista López Guido que conoce a Calderón desde hace décadas al ser ambos de Morelia. "Quiso dar un golpe de efecto para imponerse, hacer olvidar su perfil gris y que realmente no ganó las elecciones. Ahora no quiere reconocer su error". Está inmerso, como dice Espino, en una "estrategia suicida".

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