rafael guillÉn. poeta

"Ahora no podemos seguir con la poesía cotidiana de hace 50 años"

  • El escritor granadino habla sobre su última obra 'Balada en tres tiempos' Es uno de los grandes amigos del almeriense Julio Alfredo Egea

Rafael Guillén, Granada, 1933. Es Premio Nacional de Literatura, Premio de la Crítica Andaluza y reciente Premio Internacional Federico García Lorca. Fue uno de los jóvenes poetas que vivieron bajo el peso y la ausencia de Federico García Lorca, contribuyendo a la recuperación de la cultura poética en Andalucía tras la devastación de la Guerra Civil. Su lucha literaria siempre ha estado marcada por el compromiso y la honestidad. Un carácter que ha forjado cada uno de sus versos y que ha guiado, junto con Antonio Carvajal y Luis García Montero, los nuevos movimientos literarios andaluces y, por ende, de la Literatura en Castellano.

-En sus libros siempre ha existido una voluntad de dirigirlos hacia páramos insondables, de ahondar en las estribaciones del tiempo, tan lejanas algunas y tan cercanas otras, ¿Es Balada en tres tiempos un paso más hacia la eternidad del individuo, hacia el fin último del ser humano?

-Indudablemente, Balada en tres tiempos continúa la indagación a que usted se refiere, ya desarrollada, más o menos ampliamente, en libros anteriores. Pero Balada en tres tiempos es, sobre todo, un libro de amor. Un amor que he pretendido sea del siglo XXI, que participe de las inquietudes que nos presentan los avances de la ciencia y la técnica. Cada siglo ha tenido sus formas de enfrentarse al fenómeno amoroso y están en la mente de todos los autores que lo han desarrollado espléndidamente. Dentro de mi gran admiración y respeto por todos ellos, creo que, ya en un nuevo milenio, hay que procurar que, incluso en el amor, la poesía refleje las inquietudes a que antes me he referido. Por ejemplo, uno de los poemas de esta Balada alude a la llamada "teoría del espectador" de la física moderna, otro aborda los hipotéticos "universos paralelos", etc. sin que esto quiera decir que sean poemas científicos. Son poemas declaradamente, tiernamente amorosos.

-Como una canción que sólo pudiéramos oír nosotros, Balada en tres tiempos se presenta como una música añeja y entrañable que alguna vez interpretamos, que alguna vez escuchamos, ¿Puede a veces la memoria falsearnos la realidad?

-La memoria crea su propia realidad que, por supuesto, puede ser distinta de la que evoca. No diría que esto es falsearla. Digamos que recrearla.

-¿Somos conscientes del paso del tiempo?

-Yo participo, con Kant, con Heidegger y algún otro, de la teoría de que el tiempo no existe. Lo que existe es la historia. El tiempo es un hilo tendido desde la nada hasta la nada en el que vamos colgando pequeños acontecimientos, si se trata de nuestra historia particular, o grandes acontecimientos si se trata de la historia general. Somos nosotros los que vamos discurriendo al ir componiendo la historia.

-¿Somos conscientes del deterioro progresivo del cuerpo?

- ¡Hombre, claro que sí! Yo tengo ya más de ochenta y dos años y vaya si soy consciente. Del mismo modo que lo somos del deterioro de la amada, sin que esto deba suponer necesariamente una merma en el amor.

-¿Existe alguna posibilidad que nos salve de nuestra propia destrucción como ser humano?

-Si usted conoce alguna, haga el favor de decírmela.

-¿Por qué tiende el hombre a tener esas irremediables y obstinadas ganas de destruirse?

-Supongo que ahora se referirá a la destrucción como especie. Y eso sí que es un misterio. Misterio que usted, como soldado de primera línea, toca tan de cerca. No nos sirve como burladero alegar la propia defensa; porque eso es pasarle la voluntad de destrucción al de enfrente, que también es hombre, como nosotros, y podría opinar lo mismo.

-Así pues, ¿Se podría pensar que la vida es una corta eternidad?

-Veo que conoce una de mis últimas antologías, que se titula así: Esta pequeña eternidad. Sí; se puede pensar. Yo he necesitado más de cien páginas para pensarlo y para expresarlo.

-El libro de poemas supone una celebración del ser humano, una puerta abierta a todos los caminos, el lugar más inesperado donde poder encontrarnos. Pero, ¿puedo serle sincero, Rafael? ¿Se podría decir que Balada en tres tiempos son las notas que agita solitario un hombre ante una continua despedida?

-Continua y ya inminente despedida en mi caso. Pero no. Aunque en este libro figuren poemas que puedan incitar a pensarlo, es todo él una exaltación amorosa; algo melancólica a veces. Y quizás, además del amor, su principal protagonista sea el misterio. Todo es misterio en nosotros y a nuestro alrededor.

-¿Quizás sea uno de los dramas del ser humano saber que nada es eterno, que todo se trasforma y que nada permanece?.

-Se puede ver como un drama y se puede también disentir de esta teoría. Se puede pensar que todo permanece, aunque no sepamos cómo ni dónde.

-Abarca el concepto del amor desde una perspectiva contemporánea, dejando atrás los referentes tradicionales e, incluso, las alusiones machadianas. ¿Cuál fue el motivo que le llevó a desvincularse de la tradición romántica?

-El hecho de incorporar o de aludir a temas científicos, por otra parte tremendamente poéticos, no significa que me desvincule del romanticismo. Entiéndase: no de la escuela romántica decimonónica, sino de lo que vulgarmente se entiende por romántico, o sea, la exaltación de los sentimientos.

-Sin duda alguna, el amor se aborda desde un prisma totalmente diferente. Desde un punto de vista atípico al que estamos acostumbrados a ver, ¿Hacia dónde quiere llevar al lector o hacia dónde quiere llegar con esta nueva revelación poética?

-La respuesta está en el mismo enunciado. El lector puede llegar hasta donde quiera o pueda. Yo sólo pretendo exponer, ejemplificar, mi actual forma de entender el amor. Ya he dicho que hemos entrado en un nuevo milenio. Del siglo XIX al XX se pasó del romanticismo al modernismo y ahora no podemos seguir con la poesía cotidiana de hace cincuenta años.

-¿Tiene algún nuevo proyecto entre manos?

-¿Le parece poco proyecto sobrevivir unos años más?.

Balada en tres tiempos es un viaje por las galerías del ser humano, donde se nos invita a explorar los pasadizos del alma. Una ventana hacia el interior que busca la voz del lector. Una onda arrebatada por el viento, que rebote en las paredes del espíritu y que estalle como un haz de luz entre la sombra. Así es como Rafael Guillén teje los poemas de este libro. Un poeta incansable que lucha por sobrevivir en el mundo. Un lugar donde en cualquier momento podemos recibir una llamada, unas notas musicales, un estruendo ciego, una silenciosa voz que nos invite a encontrarnos con nosotros mismos o que por el contrario nos devuelva a la vida, aunque el poeta sabe que ya no es posible.

Rafael Guillén tiene el don de siempre llegar en el momento preciso, traspasando las barreras temporales del verbo y conciliando la lectura y el texto en un mismo orden, desposeyendo al lector de las premisas, de los prejuicios y adentrándolo hacia un nuevo territorio, hacia una nueva concepción poética. Embriagando, cautivando y seduciendo al lector con nuevos preceptos, con nuevos simbolismo y ahondando en el interior del ser.

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