Cultura

‘Amigos de la Alcazaba’ sigue su apoyo al patrimonio con ‘Desde mi ventana’

  • La segunda semana del ciclo ha recorrido Oria, las salinas de Roquetas de Mar, la Sierra de Almagrera y Archivo Histórico

Amigos de la Alcazaba junto a la máquina de Sierra de Almagrera.

Amigos de la Alcazaba junto a la máquina de Sierra de Almagrera.

Del interior en Oria, al Levante en Sierra Almagrera o al Poniente, en las Salinas de Roquetas de Mar o en la capital, lugar donde se encuentra el Archivo Histórico Provincial. El proyecto Desde mi ventana: nuestro patrimonio almeriense que la asociación Amigos de la Alcazaba ha puesto en marcha ha recorrido esta semana toda la provincia, acercando a los ciudadanos nuevos trozos de su historia y de su patrimonio cultural, histórico y natural.

Una iniciativa que ha cumplido su segunda semana y que contará con la participación de más de 50 autores, unidos en una causa de difusión de la riqueza patrimonial almeriense, en unos tiempos de confinamiento. “Se trata de acercar a los ciudadanos almerienses a su historia, a su patrimonio, a la belleza y la importancia de nuestra herencia cultural”, explicaba su presidenta, María Teresa Pérez.

Pintores, historiadores, profesores, escritores, fotógrafos, arqueólogos, empresarios, archiveros, gestores culturales, guías turísticos y un largo etcétera se han sumado a la causa, que también está siendo ampliamente difundida por los medios de comunicación en una unión casi sin precedentes.

Los artículos se difunden de lunes a jueves y las firmas de esta segunda semana han sido el presidente de Acción por Almería, Gregorio Fernández, la directora del Archivo Histórico Provincial, María Luisa Andrés Uroz, el catedrático de Historia Económica de la UAL, Andrés Sánchez Picón, y el historiador Juan Miguel Galdeano, que han dado su visión y ‘han abierto la ventana’ para mirar a la Basílica de Oria, el Archivo Histórico Provincial de Almería, la máquina de la Sierra de Almagrera y las Salinas de Roquetas de Mar.

Gregorio Fernández acercó su mirada a la Basílica de Oria, “para mí este templo es especial porque, nuevamente, exceptuando la gran iglesia velezana, es el único de esas características que consta de una preciosa cúpula de tejas azules que se funde con el cielo los días soleados. Se trata de los últimos coletazos de un «barroco azul», si se me permite llamarlo así, que invadió el este mediterráneo peninsular y que en Almería pasó más inadvertido por estar más preocupados de otras invasiones: las de piratas y berberiscos, frente a los que Carlos III tuvo que invertir en baterías de defensa a lo largo de nuestra costa”, detalla en uno de los párrafos del texto.

En su texto sobre el Archivo Histórico Provincial, María Luisa Andrés Uroz pone en valor la figura del archivero. “Este importante Archivo no hubiera sido lo que es si no hubieran existido los archiveros y archiveras que en él han trabajado desde esa fecha de 1932. Personas entregadas a una labor callada, desconocida y poco reconocida; acostumbradas a trabajar en situaciones difíciles y con escasez de medios; animadas siempre por su vocación y compromiso con el patrimonio documental. Profesionales que desde los tiempos de Isabel Millé, primera directora de este Archivo, no han dejado de trabajar por el bien de los documentos custodiados y de los ciudadanos que los consultan”.

Andrés Sánchez Picón, por su parte, acercó la figura de ‘la máquina’ de sierra de Almagrera. “Un vestigio industrial de extraordinario valor patrimonial. La tercera máquina de vapor más antigua conservada en España (seguramente construida en torno a 1866-1869), la más antigua de las conservadas en Andalucía y además con la peculiaridad de encontrarse en el sitio en donde había estado en servicio”, concreta.

El último de los artículos de la semana, el de Juan Miguel Galdeano, abre la ventana en las Salinas de Roquetas de Mar, su confinamiento en Granada, “hace que de vez en cuando me imagine cómo estarán ahora la Algaida y las Salinas. Para quienes no las conozcan, las Salinas de San Rafael son unos antiguos charcones de la otrora próspera industria salinera roquetera. Por su parte, la Ribera de la Algaida es un gran espacio contiguo a las Salinas, hogar y lugar de descanso de numerosas aves migratorias y rico en esa vegetación adaptada al clima subdesértico tan propio de Almería. Para colmo, bajos sus pies esconde el poblado romano de Turaniana y frente a ella la Barrera de Posidonia Oceánica, monumento natural de Andalucía”.

Las miradas continuarán de lunes a jueves. ¿Dónde abrirán sus ventanas a la historia y patrimonio de la provincia la próxima semana?

Como recuerdo indeleble de la unión de la cultura almeriense en torno a esta iniciativa, Amigos de la Alcazaba tiene previsto realizar, cuando todo vuelva a la normalidad, una publicación con los artículos presentados.

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