Cultura

Canta y sé feliz, pese a que te duela el alma

"Con sólo seis letras, hago mis canciones", confesaba Pedro Pubill en Borriquito, una canción que traspasó el Telón de Acero, que canturreaban con tintorro todos los guiris que llegaban a España y alegraba la gris mañana a trabajadores checoslovacos y yugoslavos, de países que ya no existen. Peret removía la guitarra entre estribillos casi onomatopéyicos y estrofas de sano amigueo, que siempre sonaban a playa del Somorrostro: a fiesta entre las chabolas y las sábanas cara al sol, como en Los Tarantos. Peret condujo al equipo de Rovira Beleta hasta el corazón de los gitanos barceloneses para rodar con toda la verdad.

El rey de la rumba catalana redefinió a su manera la canción del verano, en contraposición a las melodías italianas, el rock extranjero y las serenatas hispanoamericanas. Luis Aguilé lideraba la facción naíf y Peret encabezaba el comando calé, el ritmillo canalla con letras sencillas que después se transformaría en eso que llamaron flamenco-pop, desde el Te estoy amando locamente hasta la raja de la falda de los Estopa. Borriquito, Una lágrima, El muerto vivo (vaya broma macabra que movieron ayer las redes sociales) y otras rumbas del montón, que se amontonaban en la prolífica discografía del catalán, tuvieron su expresión estelar en la participación eurovisiva del cantante y sus palmeros.

Peret confesó en años recientes que eso de acudir al Festival de Eurovisión de 1974, en Brighton, en pleno Unaitidkindom, le fue impuesto. Ya que no había hecho la mili estaba obligado a hacer algún sacrificio por la Patria. Y la TVE comandada por Rafael Orbe, relevo de Adolfo Suárez en Prado del Rey, mandó a Pedro a endilgar Canta y sé feliz al resto del continente. "Si al sol no puedes tumbarte/ ni en paz tomarte una copa/ decir que estás en Europa/ no sirve de ná, no sirve de ná...", entonó Peret para pasmo de los que escuchaban entre líneas. TVE mandó a Eurovisión una canción protesta justo en el momento más leñero del búnker del presidente Arias Navarro. Peret tal vez fue a regañadientes, pero su jaleada rumba, pese a que quedó en noveno lugar (más hubieran querido Las Ketchup o Soraya Arnelas), más bien pareció una carga de profundidad enviada hacia El Pardo.

Canta y sé feliz. Aunque nos doliera el alma, parecía ser el mensaje. Por Brighton andaban Abba y Waterloo y Olivia Newton-John, poco antes de su estrellato estadounidense que le llevaría a Grease. Aquí nos aguardaba Peret, cuyo último mensaje ha sido en torno al spot de una paella que haría cabrear al jurado de Masterchef.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios