Cultura

Gran noche de cante jondo con Carmen Linares, María Vargas y Cristo Heredia

  • El domingo en la Plaza de la Catedral se pudo disfrutar del espectáculo 'Las Galeras', que sorprendió a todos por su originalidad

Carmen Linares, Cristo Heredia, María Vargas y el espectáculo de danza de Eduardo Leal, Las Galeras, en colaboración con el Conservatorio Profesional de Danza Kina Jiménez, arriesgado y osado espectáculo de flamenco y danza contemporánea, fue el póker preparado para la velada. Cartel que sirvió para despedir a la Plaza de la Catedral como espacio escénico, en el 52º Festival de Flamenco y Danza de Almería, antes de trasladarse a la Plaza de Toros, donde espera el viernes Sara Baras y, el domingo, Miguel Poveda.

Fue la cantaora principal de la noche, Carmen Linares, la encargada de alzar el telón. La jiennense regresaba a Almería con uno de esos trabajos complejos que siempre ha sabido compaginar con su conocimiento excelso del catálogo antológico de cantes. Un álbum en el que pone música y arte a textos de Miguel Hernández, si bien no sería el único poeta al que haría alusión.

Así, tras abrir con tangos de la Repompa y otra serie de estrofas clásicas, la cantaora continuaría con la adaptación a folías, petenera y taranta del Andaluces de Jaén del autor alicantino, del que también se reflejarían sus miedos de posguerra en la bambera Todas las casas son ojos.

Acompañada por las guitarras de Salvador Gutiérrez y Eduardo Pacheco y las palmas y coros de María González y Rosario Amador, Linares siguió la senda poética con Con tu voz de Juan Ramón y Jiménez y las seguiriyas de In Pace, de José Ángel Valente, de quien recordó "su vinculación con esta tierra a la que tanto me gusta volver".

Con una voz que va ganando en espesor y rasgado, Carmen Linares contó con la participación de la bailaora Vanesa Aibar, que terminó de dar sentido a los emotivos versos. Fandangos de Huelva para visitar Moguer con Juan Ramón, y concluir por alegrías con Canción de los vendimiadores, de nuevo de Hernández. El triunfo de la sabiduría y la elegancia.

Con apenas 27 años, el cantaor almeriense Cristo Heredia sigue sin conocer el techo de su cante. Las tablas de numerosos escenarios han dado prueba de ello, como el de la Plaza de la Catedral, donde presentó varios de los temas que conforman su primer disco, Almeraya. Con la guitarra de David Fragüero El Niño de la Fragua, empezó la tanda por caña en Viva Andújar, con recuerdo para Rafael Romero El Gallina y los cantes de la tierra en La Tortolica.

Cristo Heredia hizo un reconocimiento a sus raíces con El abuelo Juan, por seguiriyas, cante donde brilla el halo metálico y eléctrico de su voz, que se aprecia todavía en formación por su progreso, casi mes a mes. Para terminar, aires melódicos por alegrías en Plaza de los Pescadores y, finalmente, las bulerías La Chanqueña, con otra dedicatoria para su padre.

La cantaora gaditana María Vargas coincidió en 1975 con Carmen Linares en el Festival Flamenco, en un festival que quiso sumarse así a la celebración del Año Mundial de la Mujer. El domingo volvían a coincidir en la misma noche, después de una vida de cante. La de María Vargas presidida por el manejo del compás, como demostró con su entrada por alegrías, con mención especial para la guitarra de Mercedes Luján. Algo menos atinada por seguiriyas, aunque supo a antología la estrofa recuperada del histórico cantaor sanluqueño Bochoque, la cantaora brilló en los tientos y tangos.

Incluso yendo más allá de su horario preestablecido, Vargas, a sus 71 años, regalaría una triple tanda de fandangos, entre ellos el de Terremoto de Jerez, Con to' el mundo tú te ríes y el último de ellos sin amplificación de micrófono y una potencia abrumadora. Por bulerías concluyó su presencia en el Festival ante un público que, finalmente, la despidió puesto en pie ante la innegable entrega presenciada.

Arriesgada pero medida y meditada creación la que Eduardo Leal presentó con Las Galeras, espectáculo en el que contó con la colaboración del conservatorio profesional de danza Kina Jiménez.

La obra, que así también podría decirse, gira en torno a la represión ideológica y de género, la relación entre mujeres en situaciones extremas y una incesante búsqueda de la libertad.

Por el camino hacia la salida, momentos brillantes entre los cuatro movimientos como los zapateados desde las sillas; un pasaje de distorsión rockera; tangos cantados en una fiesta en corro y los tarantos antes de la 'Nana del Caballo Grande'.

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