Cultura

Irene Garcés dirige el corto ‘Cuando llegue la carta’ para Médicos del Mundo

  • La cinta cuenta la historia de una joven del Este que llega a Almería a través de las mafias y la noche que conoce a Médicos del Mundo

Irene Garcés ha rodado Cuando llegue la carta, un cortometraje, a medio caballo entre la ficción y el branded content, creado por y para Médicos del Mundo. La cinta que produce de forma íntegra el proyecto, se puso en contacto con la directora Irene Garcés (TESA) para abanderar la creación de este cortometraje, que llegará a los cinco continentes a través de las diferentes delegaciones de la organización.

Fue ella la que se encargó de designar que varios de los departamentos que integran la producción estuvieran liderados por asociados de TESA. Pepe de la Rosa (TESA) como director de fotografía, que cuenta a su vez con Nico Fernández (TESA) como ayudante de cámara-foquista; Jesús de Bina (TESA) a los mandos de la caracterización, realizando el diseño de vestuario, maquillaje y peluquería; y Menchu Esteban como editora y coordinadora de la postproducción del cortometraje.

El resto del equipo estaba compuesto en un alto porcentaje por profesionales almerienses, a los que se sumaron otros llegados de Madrid y Sevilla.

El cortometraje cuenta la historia real de una joven del Este de Europa que llegó a Almería a través de las mafias de trata de personas y la noche en la que conoce Médicos del Mundo. Durante tres jornadas tuvo lugar la filmación en diferentes puntos de nuestra provincia (Retamar, Universidad de Almería y Vícar).

Sin duda los espacios se convierten en un personaje más en esta historia. Durante la preproducción, la mayor complicación se centró en la búsqueda de un prostíbulo dispuesto a permitir rodar una historia que cuestionara las condiciones de este tipo de negocios. Solventado esto, con un plan de rodaje exigente y un equipo técnico de 35 personas, se dispusieron a rodar en estos tiempos extraños.

“Es la primera vez que afrontaba un trabajo de ficción por encargo, que a la vez tiene un carácter corporativo, la responsabilidad de contar una historia real que es muy dura y de la que sólo vemos la punta del iceberg. Y a la vez una novedad para mí rodar un cortometraje cuyo guión no has escrito al cien por cien, pero sin duda ha sido una experiencia enriquecedora y que como directora te hace enfrentarte a cuestiones que hasta el momento no te habías planteado” dice Garcés.

El guión, en el que ella misma se ha involucrado de forma activa, ha sido escrito por el guionista germano-español Max Hailer.

Pepe de la Rosa es su habitual director de fotografía, y fue el encargado de plasmar la narrativa visual que Garcés había imaginado para el cortometraje. “La idea era la de crear dos mundos paralelos, el que vive esta chica presa de la trata de personas y el que debería estar viviendo en concordancia a su edad”, asegura de la Rosa.

“En este sentido jugamos con el contraste entre los movimientos de cámara pretendidamente más sucios y la luz contrastada y colorida del club en el que ella se encuentra, frente a la intimidad y el reposo que se puede observar en otros espacios neutrales en los que Brisa tiene la oportunidad de evadirse de su realidad. Todo esto sumado a un tono naturalista que va en consonancia con el trabajo que se ha hecho con otros departamentos en cuanto a la paleta de colores, el maquillaje y vestuario”, señala de la Rosa.

Jesús de Bina, subraya esta idea de la dualidad de mundos, trabajada a través de una cuidada caracterización, “Hemos tratado de crear una línea por la que el espectador transita entre la realidad y la ficción. Por momentos tiene una aproximación al documental, donde el público conecta con los personajes. Creo que esto hace que las situaciones sean más humanas. Se buscó esa paleta de color que contrasta con cada nuevo escenario y que va más allá, por ejemplo, trabajando el vestuario de los hombres en negros y grises, para no destacar en absoluto el papel del hombre y sin embargo otorgarles todo el protagonismo a ellas”.

“El personaje principal, Brisa, tiene una evolución interna que aflora en su vestuario, y progresivamente comienzan a aparecer pequeños insectos estampados en su ropa, desde mariposas hasta libélulas, marcando esa necesidad de echar a volar”, en cuanto al maquillaje, de Bina ha seguido una línea muy personal buscando un cuidado, pero a la vez naturalista, trabajo con las pieles de los personajes, como si estos fueran conscientes de su día a día y así debieran retratarse.

Complementa el rodaje por parte de TESA Nico Fernández, en este caso mano derecha de Pepe de la Rosa, como ayudante de cámara-foquista, “he disfrutado enormemente el trabajo entre el departamento de cámara y eléctricos, todos son compañeros y amigos con los que no se coincide habitualmente, pero que nos conocemos hace muchos años y hemos ido creciendo juntos. Eso te da una confianza que ayuda muchísimo al desarrollo del rodaje”.

El peso del cortometraje recae sobre Alba González, la sevillana se pone por vez primera delante de una cámara en este proyecto. “Alba tiene algo que enamora a la cámara” señala Garcés. “Sabíamos que teníamos que crear un ambiente de trabajo agradable para ella. Ponerse delante de la cámara por vez primera, y con la responsabilidad de un protagonista a las espaldas, puede llegara a ser extremadamente violento” explica la directora.

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