Juan Carlos Mestre (Villafranca del Bierzo, León, 1957), artista multidisciplinar, músico, grabador, pintor y poeta, Premio Nacional de Poesía 2009 por su obra La casa roja, ofreció ayer en la Universidad de Almería un emocionante recital poético en el que desgranó algunos de los poemas incluidos en ese libro.

Un recital en el que Mestre, tocando un acordeón al mismo tiempo que declamaba, sedujo a las más de 150 personas, entre alumnos de Hispánicas y profesores de la universidad, que abarrotaron la Sala Bioclimática.

"La poesía habita esa zona de la alianza con la conciencia de algo que es un poema, de algo de lo que no podríamos tener conciencia de otra manera", dijo.

"Aborrezco de la cultura del olvido. De esa cultura que durante años ha tratado de borrar no la memoria de los muertos, sino de los sueños de nuestros antepasados", apuntaba Mestre, que habló entre poema y poema de Miguel Hernández, de los amigos del poeta ilicitano, Ramón Sijé o María Zambrano, de la Institución Libre de Enseñanza y del reparto gratuito de libros, de la Segunda República, de los muertos olvidados en las cunetas, de los pobres, de los emigrantes, del viento que ayer azotaba Almería y que parecía, a ratos, que iba a hacer volar el tejado de la Sala Bioclimática.

Al final de la lectura poética señalaba Mestre: "Los poetas, como decía Cortázar, somos gente muy desagradable. Somos seres molestos porque somos los testigos, los legisladores de lo invisible, los que escriben para hacer de su lengua la memoria de las víctimas".