Cultura

La Junta trasladará los bolaños del Cerro de San Cristóbal hasta el interior de la Alcazaba

  • En la ladera se han localizado 15 esferas de las que cuatro están casi completas

La Junta de Andalucía va a trasladar en próximas fechas al interior de la Alcazaba los Bolaños que se encuentran localizados en la actualidad en el Cerro de San Cristóbal. Técnicos de la Delegación territorial de Cultura, Turismo y Deporte, en su labor de protección y defensa del patrimonio, vienen realizando labores de seguimiento a los distintos Bolaños que se encuentran en la ladera sur del Cerro de San Cristóbal, piezas de una primitiva artillería que fueron utilizadas a principios del siglo XIV como proyectiles durante el asedio que sufrió la fortaleza.

En total han sido localizadas 15 esferas, de las cuales 4 están completas o casi completas, mientras que el resto son fragmentos de gran tamaño. Los técnicos de la Junta han propuesto que dichos Bolaños sean trasladados al interior del Conjunto Monumental de La Alcazaba, para su mejor conservación y custodia.

Según explica el delegado territorial, Alfredo Valdivia, "esta actuación expresa el compromiso de la Junta por el cuidado y mantenimiento no sólo del conjunto monumental, sino de todos los elementos que forman parte de nuestro patrimonio, como en este caso los Bolaños".

Para ello se ha contado con la colaboración de la Unidad adscrita a la Policía Autonómica y la empresa Rehabitec, empresa dedicada a la restauración, rehabilitación y conservación del patrimonio, tanto mueble como inmueble, que cuenta con profesionales multidisciplinares, garantizando las intervenciones que realizan. En la actualidad esta empresa lleva a cabo los trabajos de consolidación de parte de la muralla norte de la Alcazaba.

El bolaño era un proyectil esférico de piedra, toscamente labrada que lanzaban las primitivas piezas de artillería: las bombardas, las bombardetas y los pedreros.

Generalmente se hacían de piedra calcárea, en Castilla era estimada la de Tordesillas. También se hacían de piedra berroqueña, pero lo usual era emplear el material que proporcionaban las canteras próximas a la plaza fuerte sitiada. Solían labrarse a pico y después se clasificaban con un molde de hierro o calibrador. A medida que fue creciendo el diámetro de las bombardas, el peso de los bolaños que disparaban aumentó. El calibre de los pedreros no alcanzó las dimensiones del de las bombardas.

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