Cultura

El Museo Casa Ibáñez dedica una sala monográfica al pintor Capuleto

  • Tras la ampliación de sus salas permanentes se expone una selección de las obras cedidas por la familia del pintor indaliano

Desde que, a finales de abril, los técnicos del Museo Casa Ibáñez llevasen a cabo una valoración global de la colección de obras de Francisco Capuleto (Almería, 1926-2009) que los herederos del pintor indaliano -su viuda, Lucía Jaramillo, e hijos, Francisco, Jorge y Alba Capulino-Lanuza Jaramillo- decidiesen ceder en depósito a la institución cultural de Olula del Río, tanto su director-conservador, Juan Manuel Martín Robles, como los miembros de la Fundación pública que gestiona dicho museo -Andrés García Ibáñez, Antonio M. Pascual (alcalde de Olula del Río) y Antonio Ramón Salas (presidente de la Mancomunidad de Municipios del Valle del Almanzora)- decidieron unánimemente dedicar una sala monográfica a la obra de Capuleto dentro de la exposición permanente del museo.

Una vez trasladada la noticia a la familia, se comenzaban los trabajos de ampliación y remodelación necesarios para acoger la selección de obras propuesta. Una selección que ya está expuesta en la nueva sala que, en la planta primera del museo e interconectada con las salas 8 y 9, se ha dedicado al pintor almeriense.

Un espacio, totalmente equipado, en el que han quedado expuestas quince de las obras realizadas por Capuleto entre 1965 y 2001; una selección que permitirá al visitante conocer la evolución del pintor desde sus inicios -etapa de la que se exponen algunas de sus obras maestras, como Estudiante con gorro blanco (1947) o Gallo muerto (1953), en una sala contigua-, hasta sus últimos cuadros, realizados en 2004.

Una evolución que llevaría al artista, tras pasar por una etapa donde el uso del color lo acerca al Pop, hacia una obra de raigambre expresionista caracterizada por la progresiva disolución de la materia pictórica, la apuesta por unos pocos temas recurrentes -como la enfermedad o el propio ejercicio de la pintura-, y la trasposición al lienzo de figuras, famélicas, pensativas, abstraídas, que traen a nuestro recuerdo las expresivas esculturas de Giacometti o los atormentados personajes de Bacon, influencias siempre tamizadas por el carácter mediterráneo del artista almeriense.

Las obras seleccionadas, y que ya pueden disfrutarse en la nueva sala del Museo Casa Ibáñez, son Autorretrato (1975); Botellas de coca-cola (1995); Cabeza de mujer (hacia 1880); Cama de hospital (1994); Conejo desollado (1977) Cráneo, mesa negra, fondo gris (1990; Cráneo, mesa negra, fondo rojo (1990); Cristino Mayo en el Gijón (1984); El enfermo (1989); Hombre pensando (2001; La mesa la ventana y la niña (1975); Mesa de mármol (1975); Pájaro muerto (1965) -obra perteneciente a los fondos del Museo Casa Ibáñez-; Retrato de doña Candelaria (1989) y Visita en el estudio (1996).

Quince cuadros, junto a los que se han expuesto algunos efectos personales que el artista conservaba en su estudio de Madrid, que permitirán conocer un poco más la obra de uno de los pintores más importantes y personales del renovador Movimiento Indaliano.

Un artista, Capuleto, al que el Museo Casa Ibáñez dedicará el próximo año toda su atención con una exposición antológica, cuya inauguración se prevé tenga lugar en Almería durante el último trimestre de 2014, y una publicación monográfica -catálogo razonado- en la que se estudiara, desde un punto de vista científico y riguroso, tanto la vida como la obra de este insigne creador.

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