Cultura

Raúl Quinto: “La poesía no deja de perseguirme y yo soy una presa muy fácil”

  • El autor participa en un acto literario el viernes, 30 de agosto en Clasijazz en el marco del Encuentro de las Artes y las Letras del Mediterráneo

Raúl Quinto durante un recital.

Raúl Quinto durante un recital. / Raúl Merino

Raúl Quinto, Cartagena, (Murcia), 1978. Licenciado en Historia del Arte por la Universidad de Granada, actualmente reside en Almería, donde ejerce como profesor. Es uno de los coordinadores de la Facultad de Poesía José Ángel Valente y colabora como crítico en diversas publicaciones, destacando sus trabajos en la revista especializada Quimera. Autor de los libros de poemas, como Grietas, Dauro, 2002; reeditado junto a Poemas del Cabo de Gata, La Garúa, 2007; La piel del vigilante, DVD, 2005; La flor de la tortura, Renacimiento, 2008; Ruido blanco, La Bella Varsovia, 2012; y La lengua rota, La Bella Varsovia, 2019. También ha publicado libros de prosa híbrida. Le ha sido concedido el Premio Andalucía Joven de Poesía y el Premio Internacional de Poesía Francisco Villaespesa.

El viernes 30 de agosto, habrá oportunidad de ver a Raúl Quinto, dentro del marco poético que ofrecerá el Encuentro de las Artes y de las Letras del Mediterráneo, en su octava edición, en Almería. A las 21 horas estará en Clasijazz, con su poesía sin mordazas, a punto de volar en pedazos. Con la memoria más reciente, de una sociedad que se resiste en asumir las cuentas pendientes con el pasado.

-¿Cómo llegaste a la poesía?

-Desde el mismo momento en que aprendí a escribir me recuerdo jugando con la máquina de escribir Olivetti de mis hermanos a escribir cuentos, novelas de dos páginas sobre viajes espaciales. Siempre he tenido muy claro que la escritura era una parte indisociable de mi identidad. La poesía acabó llegando más tarde, por puro tópico romántico: un desamor adolescente me llevó a escribir mis primeros poemas, eso, y la necesidad de ponerle letra a las composiciones de guitarra de un amigo con el que me juntaba en el parque a procrastinar y beber cerveza. Luego ya un profesor de filosofía del instituto me empezó a prestar libros y se me abrió un mundo que dura hasta hoy.

-¿Por qué escribes?

-Escribo poesía porque lo considero el género donde el lenguaje alcanza mayor precisión y al mismo tiempo provoca más indeterminación, más incertidumbre. Precisamente esa paradoja es lo que me atrae de este género y de todo lo que impregna, como en mis proyectos en prosa. Encontrar la palabra o la combinación de palabras que dicen algo de una manera tan precisa como imprevista y que al mismo tiempo ahonden en la herida que separa a las palabras del mundo que nombran, que podamos, como lectores, perdernos en ese misterio y empezar a mirar la vida y el mundo de otra manera, a ser conscientes de que no es ni unívoco ni sólido, sino flexible y lleno de grietas, habitar esas grietas, aunque sólo sea un instante.

-Recientemente has publicado, “La lengua rota, Editorial La Bella Varsovia, 2019. ¿Podríamos definir este último libro de poemas, como el poemario más reivindicativo y más comprometido que has publicado?

-Entiendo que todo es político, en tanto que todo acto humano repercute en la sociedad y apuntala o subvierte una visión de la realidad o unos valores. En ese sentido cualquier obra de arte es política, sea más o menos implícita o voluntaria esa pulsión. Todos mis libros, por esa lógica, lo son. Este sólo lo es de una manera más explícita.

-¿Qué esperas de tu último libro de poemas?

-Espero provocar emociones y pensamientos, que hagan al lector interrogarse sobre cómo se construye la realidad y quién decide qué se puede decir o qué se puede recordar. Y estoy encontrando un feedback estupendo. Por ejemplo, a través de Instagram una chica de Barcelona me hizo partícipe de la historia de su abuela recientemente fallecida, que de niña había sido una de las protagonistas de La carretera invisible (el asesinato de unas siete mil personas desarmadas en la carretera que va de Málaga a Almería en febrero de 1937) que da nombre a una sección del libro y cuyos poemas dan cuenta de uno de los episodios más terribles de la historia de España y que durante demasiado tiempo ha estado arrinconado por un pacto de amnesia y vergüenza. Esa chica me daba las gracias emocionada, y yo lloré al leer los testimonios de su abuela. Cosas así dan sentido a la escritura.

-¿Estás trabajando en algún nuevo proyecto?

-Para el año que viene verá luz un nuevo libro en prosa, en esa prosa híbrida y extraña de libros como Idioteca, Yosotros o Hijo, algo de lo que ya habrá tiempo de hablar; y ahora ando escribiendo unos poemas para un proyecto junto al editor y artista plástico Gabriel Viñals a partir de un viejo cuento fantástico de finales del siglo XIX, veremos cómo acaba el asunto. Pero sí, la poesía no deja de perseguirme y yo soy una presa muy fácil.

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