Literatura

Ruiz Zafón cierra el círculo

  • El autor presenta El laberinto de los espíritus, el título que termina la serie iniciada en 2001 con La sombra del viento.

Ruiz Zafón

Ruiz Zafón / Efe (Barcelona)

Carlos Ruiz Zafón dice estar tranquilo. Ha puesto fin a "uno de esos proyectos que sólo se hacen una vez en la vida" y cierra capítulo, afirma, con la sensación del "trabajo hecho". Quince años después de aquel fenómeno de La sombra del viento (2001), el escritor completa la serie que prolongaron El juego del ángel (2008) y El prisionero del cielo (2011) con el último título, El laberinto de los espíritus, publicado como las anteriores obras por Planeta. Y aunque era la entrega "más difícil" por tratarse de "la piedra de encaje" que terminaba el rompecabezas del Cementerio de los Libros Olvidados, el autor admitió sentirse "más ilusionado, y, si me pongo sentimental, diría que más enamorado que nunca de esta profesión".

Ruiz Zafón, que presentó este jueves su última creación en un acto en el Templo Expiatorio del Sagrado Corazón, en el Tibidabo de Barcelona, donde mantuvo una larga conversación con el periodista Carles Francino, no se mostró alterado por la presión, pese a que el desenlace de su propuesta es esperado, señalan desde la editorial, por 25 millones de lectores en el mundo.

"La literatura es un mundo maravilloso, pero una amante muy cruel. Normalmente tú te apasionas con ella pero ella no se apasiona contigo. Yo me siento afortunado, no sólo por el éxito, sino por el proceso que he vivido en estos años. Cuando eres más joven sufres por tus limitaciones, pero cuando tienes más edad disfrutas más con la escritura", declaró.

"El éxito te proporciona la libertad para hacer lo que quieres, y esa libertad es lo mejor. Lo peor sería que despiertas recelo y rechazo en personas que no conoces", añadió Ruiz Zafón, que a pesar de su enorme popularidad aún se comporta como un primerizo ante las cámaras. "Los escritores no sabemos posar: Nos quedmos como pasmarotes y los fotógrafos, amablemente, te tienen que ir diciendo: Mira aquí, mira aquí".

El novelista regresa con El laberinto de los espíritus a protagonistas que desarrolló en anteriores narraciones, como Daniel Sempere, que aquí investiga la muerte de su madre, o Fermín Romero de Torres, pero en esta historia brilla especialmente Alicia, “el personaje favorito de todos los que he creado. Tuve la tentación de sacarla antes, pero éste era su momento”. Con ellos se adentra de nuevo en la Barcelona del siglo XX y en ese espacio fabuloso del Cementerio de los Libros Olvidados.

"Para mí, todos los proyectos arrancan con una imagen que me intriga, con la que me planteo qué significa, por qué está ahí", afirma Ruiz Zafón. “Y con esa imagen de un laberinto de libros, con túneles y arcos, pensé en un principio que era una metáfora sobre la memoria, la identidad, el lenguaje, aquello que conforma lo que somos. Luego comprendí que también es una metáfora de la destrucción que vive la palabra”.

Con el "cuarteto" de libros, como le gusta llamar a Ruiz Zafón a su serie, el autor se propuso "hacer un híbrido de todos los géneros conocidos. Que hubiese aventura, sátira, historia de amor, novela de costumbres...", explica. En La sombra del viento predominaba “el relato de aprendizaje", en El juego del ángel "la novela gótica"y en El prisionero..., enumera su creador, la aventura. "Y esta sería más la novela de misterio, policial, el género que se impone", detalla. Pero, más allá de subvertir y cruzar esos patrones, el barcelonés tenía claro otro propósito: "Si tuviese que resumir en un rasgo lo que planteo al lector, diría que lo invito a que se cuestione la realidad, que cuestionen a quien le dice cómo se tiene que comportar, qué es lo que tiene que hacer. Tenemos un cerebro entre oreja y oreja y debemos usarlo", manifestó.

En su intervención ante la prensa, Ruiz Zafón se definió como "poco amigo de los dogmas, de las verdades universales. A mí me gusta hacer preguntas”, aseveró. Interrogado sobre qué le inquietaba más, si la elección de Trump o el proceso independentista catalán, ya que el autor vive entre Los Ángeles y Barcelona, descartó "polemizar sobre temas políticos porque ya hay un sobreexceso de personas que opinan. Me cuesta mucho agitarme en estos debates porque tiendo a ver el sainete que hay detrás, pero eso no significa que no me preocupe. Pero le diré que me desvela más Estados Unidos que Cataluña, donde creo que la solución es ponerse a dialogar".

Además, el novelista se reafirmó en su negativa, expuesta ya otras veces, de ceder los derechos de su obra para el cine. "Estos libros son un homenaje a la palabra escrita, llevarlos a la pantalla sería una traición. La única razón para hacerlo sería para tener más fama o más beneficios económicos, y no lo considero necesario. Creo que no hay nada que cuente una historia con la intensidad de una novela bien escrita. Así que nunca verán una adaptación del Cementerio de los Libros Olvidados, porque sencillamente no hace falta", concluyó.

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