Cultura

Sonría, por favor

  • La BBC da a conocer la encuesta realizada entre 253 críticos sobre las 100 mejores comedias de la historia: Buñuel y Almodóvar, los únicos españoles

La BBC sigue aprovechando los periodos vacacionales para animar un poco la controversia cinéfila con sus encuestas y listas de cocina propia sobre los hitos de la historia del cine. A las del verano pasado sobre las 100 mejores películas del siglo XXI, se suma ahora la publicada el pasado lunes en la que 253 críticos de 50 países (aunque ya se sabe, la mayoría varones, blancos, anglosajones y jóvenes) determinaban cuáles son las 100 mejores comedias de todos los tiempos.

Con faldas y a lo loco (1959), de Billy Wilder, encabeza sin demasiadas sorpresas y consenso general una lista en la que siguen Teléfono rojo: volamos hacia Moscú (1964); de Stanley Kubrick, Annie Hall (1977), de Woody Allen; Atrapado en el tiempo (1993), de Harold Ramis; Sopa de Ganso (1933), de Leo McCarey, con los hermanos Marx (que repiten con Una noche en la Ópera en el puesto 39); La vida de Brian (1979, Terry Jones), protagonizada por los Monty Python's (también en Los caballeros de la mesa cuadrada, en el puesto 15, y en Un pez llamado Wanda, en el 36); Aterriza como puedas (1980), de Abrahams y Zucker (que hacen triplete con Agárralo como puedas y Top secret!, en los puestos 72 y 82); Playtime (1967), de Jacques Tati; This is Spinal Tap (1984), el desternillante mockumentary de Rob Reiner, y El maquinista de la General (1927), de Buster Keaton, que le gana la partida a Chaplin (su Tiempos modernos ocupa la posición 12) en esa ya vieja pelea de la crítica sobre quién ocupa el trono del burlesco mudo.

Keaton consigue meter también entre las cien El moderno Sherlock Holmes (puesto 18) y Siete ocasiones (51), mientras que el cómico británico repite con El gran dictador (puesto 16), Luces de la ciudad (21) y La quimera del oro (25). El tercero en discordia de la era slapstick, Harold Lloyd, consigue entrar con El hombre mosca (83), mientras que Laurel y Hardy lo hacen con The music box (97).

Si hacemos una selección por épocas, directores y títulos, el Hollywood clásico de la mejor screwball coloca entre las preferencias de los críticos a Ernst Lubitsch (Ser o no ser, en el puesto 13; Un ladrón en la alcoba, en el 48; Ninotchka, en el 68; Una mujer para dos, en el 76), Howard Hawks (Luna Nueva, en el 14; La fiera de mi niña, en el 17; Los caballeros las prefieren rubias, en el 87), Preston Sturges (Las tres noches de Eva, puesto 19; Los viajes de Sullivan, puesto 37; Un marido rico, en el 75), Frank Capra (Sucedió una noche, puesto 28; Arsénico por compasión, en el 63), George Cukor (Historias de Filadelfia, en el 38; Nacida ayer, en el 96), Leo McCarey (La pícara puritana, en el 42), Gregory La Cava (Al servicio de las damas, en el 52), y Stanley Donen (Cantando bajo la lluvia, en el 35). Se echa de menos aquí al gran W.C. Fields y a cualquiera de sus comedias, que alcanzaron unas cotas anarquizantes dentro del modelo que no han corrido la misma suerte crítica que las de sus coetáneos los hermanos Marx: The bank dick (1940) hubiera sido nuestra opción.

Si nos adentramos ya en el Hollywood moderno, Wilder sigue siendo una referencia inevitable (El apartamento, puesto 27), aunque surge con fuerza la presencia de Mel Brooks con hasta tres títulos (Sillas de montar calientes, en el 20; Los productores, en el 40, y El jovencito Frankenstein, en el 22). Uno hubiera preferido ver más y distinta (El botones) presencia del recientemente fallecido Jerry Lewis, que coloca El profesor chiflado en el 73 y El terror de las chicas y El rey de la comedia (dirigida por Scorsese) cerrando la lista en el puesto 100. También alguna película más de Blake Edwards, que en todo caso deja su impronta en la hilarante El guateque (puesto 23).

Las décadas de los setenta y ochenta han sido propicias para Woody Allen (que repite con La última noche de Boris Grushenko, en el puesto 69, y Zelig, en el 58), Hal Ashby (Harold y Maude, en el 54), John Landis (Desmadre a la americana, en el 47; Granujas a todo ritmo, puesto 53), Robert Altman (M.A.S.H., en el 43), Peter Bogdanovich (¿Qué me pasa, doctor? en el 91), Carl Reiner (Un loco anda suelto, en el 99), Rob Reiner (Cuando Harry encontró a Sally, 29), Sydney Pollack (Tootsie, 31) o Ivan Reitman (Los cazafantasmas, puesto 95).

Al margen de la personal e iconoclasta autoría de los hermanos Coen, que colocan El gran Lebowski y Arizona Baby en las posiciones 11 y 32 respectivamente, La Nueva Comedia Norteamericana tiene a Christopher Guest como puntal con Very important perros (55) y Waiting for Guffman (84), fakes de referencia a los que se suman las muy gamberras e incorrectas Zoolander, de Ben Stiller (88); Academia Rushmore y Los Tennenbaum, de Wes Anderson (94 y 79); las cintas de animación South Park y Team America, de Trey Parker (93 y 61); El Reportero y Hermanos por pelotas, de Adam McKay (33 y 64) o La boda de mi mejor amiga, de Paul Feig (44). Resulta llamativo que la figura clave detrás de muchos de estos títulos, Judd Apatow, no haya conseguido colocar ninguna de sus películas como director en la lista: Virgen a los 40 o Lío embarazoso bien lo merecen. También extraña en este grupo la ausencia de los hermanos Farrelly, precursores de la deriva más escatológica y extrema del género en sus últimas décadas.

A tenor de la lista, se diría que el cine europeo hace reír mucho menos a la crítica: al margen de la genialidad singular y extemporánea de Tati (que repite con Las vacaciones del señor Hulot en el puesto 30) y de algún envejecido vodevil a la francesa (La cena de los idiotas, en el 79), la gran tradición de la comedia italiana apenas coloca a Germi y su Divorcio a la italiana (puesto 77), a Fellini y su Amarcord (85) y a Monicelli y su Rufufú (45). Ni rastro de De Sica, Risi o Ferreri, por citar a algunos pesos pesados del género. El humor español tampoco es demasiado apreciado en el panorama global de la comedia: si exceptuamos el surrealismo de Buñuel (El discreto encanto de la burguesía en el 49; El ángel exterminador en el 92) y a Almodóvar (Mujeres al borde de un ataque de nervios en el 50), ni Neville, ni Berlanga, ni Fernán-Gómez, tres de nuestros mejores exponentes del esperpento, han conseguido seducir a los críticos. Del resto del cine europeo, y dejando a los británicos al margen (Whithnail y yo, en el 24; Ocho sentencias de muerte, en el 86; In the loop, en el 70, Zombis party y Arma fatal, ambas de Edgar Wright, en los puestos 60 y 66 respectivamente, Borat, en el 41), apenas la checa Vera Chytilová se deja ver en el puesto 89 con Las margaritas y la alemana Maren Ade en el 59 con su aclamada Toni Erdmann, la cinta más reciente en entrar en la lista.

Casi sobra decir que la comedia latinoamericana, asiática, oceánica o africana no existe o no ha hecho reír mucho a estos 253 críticos convocados por la BBC.

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