Cultura

Viendo la vida pasar en el barrio

  • Mario Marín presenta 'El color de las pulgas', que sitúa en las calles y plazas de su juventud en Isla Chica La serie plástica 'Invencionista' completará su mirada

Cuenta Mario Marín que su novela es la historia "de unos amigos de un barrio de Huelva que viven ciegos de porros y cerveza, que se ríen de sí mismos, cuando, accidentalmente, tienen que deshacerse de un cadáver". Habla de El color de las pulgas, su primera novela, que es mucho más que eso. El toque onubense es innegable, por sus escenarios, por el lenguaje y por el costumbrismo reflejado. Pero también va más allá. Es el retrato de una generación, quizá la primera que se perdió entre bancos de plazoletas, contemplando la vida pasar, anclados en la estación sin coger ningún tren a cualquier otro lugar, muy lejos.

Esos personajes existen, asegura Marín. Quizá no con los mismos nombres ni tampoco con los mismos rasgos. Pero aún hoy, apunta el escritor, "sigo viendo en las calles y las plazas de mi barrio a muchos de esos con los que crecimos y que eligieron esa vida para dejar pasar los días".

Mario Marín (Huelva, 1971) presenta hoy, en la Biblioteca Provincial, a las 20:00, su último libro. Esta vez aparca los relatos cortos de anteriores publicaciones y se atreve con una novela para reflejar algo que ya le rondaba la cabeza desde hace tiempo. Los primeros retazos los ha plasmado en las obras de su serie Invencionista, pinturas y esculturas que ultima ahora para poder mostrarlas en primavera, siguiendo su principal faceta de artista plástico. Ese fue el punto de partida, lo que él llama una "fotonovela de barrio" que, cree, conectará muy bien con el público: "Vista cada obra de manera individual parecen desconectadas pero en conjunto se reconocen de una época, con una iconografía propia y un estilo muy particular".

"Todo el trabajo de documentación e imágenes estaba ya hecho. Todo estaba muy bien atado. También los personajes. Sólo necesitaba encontrar el estilo de lenguaje con el que escribir", explica el autor sobre el proceso previo a ponerse delante del ordenador a parir la novela. Y el momento llegó este mismo verano, hace muy poco, cuando las palabras fluyeron con facilidad, escribiendo su libro de un tirón.

El color de las pulgas colma las ganas de Mario de "abordar el territorio", lo que llama "anclaje al barrio", teniendo muy presentes sus años de juventud en Isla Chica, aunque sólo con pinceladas biográficas, por su papel "como espectador". "El núcleo de la idea -insiste- son personajes muy minerales, absorbidos por una elección vital basada en mínimos, dejando pasar los días. Forman un grupo de inmaduros, con mucho sentimiento de camaradería. El personaje principal tiene sus estudios pero ha elegido esa vida". Son los años 90, aunque reconoce que también podrían extrapolarse a los 80 "porque no han evolucionado".

La novela inequívocamente bebe de forma directa del invencionismo, el término que acuñó para describir esa "actitud ante la vida dulce y suave, y cuando algo viene mal, inventarse algo dulce y paralelo", y que adopta una forma más gráfica en su serie artística Invencionista. Aunque en sus páginas se encontrará el lector "un drama amoroso terrible, engominado con aventura", "una mezcla de risa y drama", de tragicomedia local distanciada del costumbrismo convencional con un lenguaje más áspero y dinámico que seguramente atrapará a quien se adentre en sus primeras páginas sin darse cuenta.

Mario Marín no oculta que es una novela ambientada en Huelva, con lugares comunes y situaciones reconocibles por onubenses, especialmente de su generación, aunque es una historia que podría haber pasado en cualquier ciudad y en cualquier barrio.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios